Redacción Ciencia, 15 feb (EFE).- Más allá de acabar con las especies a las que van dirigidas, los plaguicidas están causando efectos devastadores en cientos de especies de microbios, hongos, plantas, insectos, peces, aves y mamíferos de todo el planeta y son, por ello, uno de los principales responsables de la crisis de la biodiversidad.
Esta es la conclusión del primer estudio que ha evaluado el impacto de los plaguicidas en todo tipo de especies en hábitats terrestres y acuáticos.
La investigación, realizada por un equipo internacional y liderada por la Universidad de Ciencia y Tecnología de China Oriental, se ha publicado este jueves en Nature Communications.
Para hacer este metaanálisis, el equipo revisó más de 1.700 estudios de laboratorio y de campo sobre los efectos de 471 tipos distintos de pesticidas (fungicidas, insecticidas o herbicidas) de uso agrícola, comercial o doméstico.
Afectaron éxito reproductivo
En más de 800 especies terrestres y acuáticas, los pesticidas afectaron a la velocidad de crecimiento, el éxito reproductivo e incluso alteraron comportamientos como la capacidad de capturar presas, encontrar plantas para alimentarse, desplazarse o atraer a la pareja.
Además, los plaguicidas también pueden afectar al metabolismo de los organismos y dañar las células.
— Enséñame de Ciencia (@EnsedeCiencia) February 13, 2025
Estos efectos negativos pueden provocar la muerte prematura de los organismos salvajes y reducir sus poblaciones, concluye el metaanális.
Los investigadores afirman que, a diferencia de estudios anteriores que han tendido a fijarse en grupos específicos de especies como las abejas, los peces o las plantas, o en hábitats concretos, ellos han tenido en cuenta a todo el espectro de especies que se encuentran en el mundo natural.
Nuestro estudio ofrece una visión sin precedentes de las consecuencias del uso de pesticidas en el medio natural a nivel mundial, asegura el coautor, el Ben Woodcock, ecólogo del UK Centre for Ecology and Hydrology (UKCEH).
El investigador advierte:
Los plaguicidas son un mal necesario, sin el cual la producción mundial de alimentos y los medios de vida de los agricultores probablemente se derrumbarían. Pero, nuestras conclusiones ponen de manifiesto la necesidad de políticas y prácticas que reduzcan su uso.
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