Redacción Ciencia, 14 nov (EFE).- Moverse con precisión al ritmo de la música se creía que era una habilidad innata exclusiva de los humanos, sin embargo, un nuevo estudio señala que también las ratas mueven la cabeza siguiendo el ritmo.
Un estudio de investigadores japoneses que publicó Science Advances demuestra, por primera vez, la sincronización innata del ritmo en los animales.
Las ratas muestran una percepción y sincronización con la música similar a la de los humanos cuando el ritmo musical alcanza los 120-140 golpes por minuto (bpm). Este es el que se utiliza con frecuencia en la composición musical.
Los resultados sugieren que la sincronización del ritmo puede ser inherente a la dinámica neuronal que se conserva en todas las especies, en lugar de ser específica de una determinada.
Los animales también reaccionan al oír ruidos, pueden emitir sonidos rítmicos o ser entrenados para responder a la música, pero no es lo mismo que los complejos procesos neuronales y motores que trabajan juntos para permitirnos reconocer naturalmente el ritmo de una canción, responder a él o incluso predecirlo. Es lo que se conoce como sincronización del ritmo.
Impulso
Estudios recientes han demostrado que algunos animales parecen compartir nuestro impulso de moverse al ritmo de la música y una nueva investigación de la Universidad de Tokio muestra que las ratas son unos de ellos.
Las ratas mostraron una sincronización innata de los ritmos, más claramente dentro de los 120-140 bpm, a los que los humanos también muestran la más clara sincronización, explicó uno de los firmantes Hirokazu Takahashi.
La investigación, en la que participaron 20 personas y 10 ratas, sugiere que el tempo óptimo para la sincronización del ritmo depende de la constante de tiempo en el cerebro. Esto demuestra que el cerebro animal puede ser útil para dilucidar los mecanismos perceptivos de la música.
Detalles del experimento
En el experimento, los roedores llevaban acelerómetros inalámbricos en miniatura, que podían medir los más mínimos movimientos de la cabeza. Los participantes humanos también los tenían en los auriculares.
Todos ellos escucharon fragmentos de un minuto de la Sonata para dos pianos en re mayor, K. 448, de Mozart, a cuatro tempos diferentes: 75 %, 100 %, 200 % y 400 % de la velocidad original.
El tempo original es de 132 bpm y los resultados mostraron que la sincronización de los ritmos de las ratas era más clara dentro del rango de 120 y 140 bpm.
Además, tanto las ratas como los humanos sacudían la cabeza al compás de un ritmo similar, y el nivel disminuía cuanto más se aceleraba la música.
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