Valdivia (Chile), 20 jul (EFE).- Desde niño, el científico Jonathan Barichivich intuía que el Gran abuelo, el alerce que su familia cuidó con mucho mimo en Los Ríos, Chile, era especial. Ahora, más de tres décadas después, acaba de descubrir por qué: con cerca de 5 mil 500 años, podría ser el árbol más viejo del mundo.
El hallazgo se produjo casi por casualidad, cuando Barichivich estaba estudiando el impacto del cambio climático en los alerces, una especie de conífera típica de la Patagonia y amenazada por distintos factores.
Obtuvimos una pequeña muestra del árbol y, aunque no era el objetivo inicial de la investigación, pudimos estimar su edad. Nos sorprendió mucho descubrir que es mucho más viejo de lo que pensábamos, pues creíamos que tenía entre 3 mil 500 y 4 mil años, mencionó Barichivich.
Convertido en la estrella del parque nacional Alerce Costero, el Gran abuelo sería más viejo que Matusalén, el pino de California, Estados Unidos, que hasta ahora ostentaba el récord, con 4 mil 853 años.
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— EFEverde (@EFEverde) July 20, 2022
Método utilizado
La dendrocronología es la ciencia que estudia, entre otros aspectos, la edad de los árboles a través de sus anillos. Para contarlos, normalmente se perfora el tronco hasta el centro y se extrae una muestra de no más de cinco milímetros de ancho. Así ocurrió con Matusalén.
En el caso del Alerce milenario, como también es conocido el Gran abuelo, el dispositivo perforador no pudo llegar al centro por la inmensidad de su tronco, de más de 4 metros de diámetro.
Llegamos solo al 40 % del radio total. En esa pequeña muestra, contamos 2 mil 400 años. La pregunta es cuántos años hay en la otra mitad a la que no pudimos acceder y la respuesta no es una simple suma, indica Barichivich.
Usar una perforadora mayor para alcanzar el centro pondría en riesgo al árbol. Por ello, se desarrolló un modelo estadístico para calcular los años restantes, que combina información de otros cientos de alerces del parque y que estima que existe un 80 % de posibilidades de que sea más viejo que Matusalén.
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Hallazgo del árbol
Fue el abuelo del científico, Aníbal Henríquez, el que se encontró con el alerce en la década de 1970 cuando trabajaba como guardabosques del parque.
Su lugar privilegiado en el bosque valdiviano, en una especie de valle a una hora de caminata desde la entrada del parque, sin otros alerces a su alrededor, le han protegido de la tala y los incendios, aunque su estructura es débil y apenas vive el 30 %.
Sus mayores enemigos ahora son el cambio climático y el turismo, que se ha incrementado considerablemente en los últimos tiempos.
El Gran abuelo, concluye Barichivich, es una cápsula del tiempo que transporta un mensaje hacia el futuro en sus anillos: Nuestro rol es protegerlo y permitirle que siga avanzando con su mensaje.
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