Redacción Ciencia, 18 oct (EFE).- Antes de la extinción de los neandertales, hace 40 mil años, esta especie humana coexistió y se cruzó durante algunos milenios con el Homo sapiens en el continente euroasiático. Esos cruces son la razón de que todavía hoy casi un 2 % de nuestro genoma sea neandertal.
Sin embargo, la proporción de ascendencia neandertal no es igual en todas partes: en los asiáticos es ligeramente superior que en los europeos.
Durante años, los paleontólogos han buscado la causa de este distinto nivel de ascendencia y hoy un estudio liderado por la Universidad de Ginebra (Unige) y publicado en la revista Science Advances concluye que la explicación está en la expansión de los humanos modernos.
El responsable del equipo, Mathias Currat, profesor titular del Departamento de Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias de la Unige, lleva años estudiando el porqué de esa diferencia genética.
En trabajos anteriores, sugirió que podría deberse a los flujos migratorios: cuando una población migra y se hibrida con una población local, en la zona de cohabitación, la proporción de ADN de los locales es mayor cuanto más lejos está del punto de partida de la población migrante.
Chuletones neandertales: excavaciones en la Gruta da Oliveira (Portugal) revelan que los neandertales eran capaces de cocinar y que eran tan inteligentes como el ‘Homo sapiens’. “Más que de especies diferentes, hablaría de formas humanas distintas”, afirma el arqueólogo Diego… pic.twitter.com/nCS3SLQDCz
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Propagación del ADN
En el caso de sapiens y neandertales en Europa, su hipótesis es que cuanto más lejos de África (lugar de origen del Homo sapiens) mayor es la proporción de ADN del neandertal, población localizada principalmente en Europa.
Para comprobarlo, los autores utilizaron una base de datos facilitada por la Facultad de Medicina de Harvard con más de 4 mil genomas de individuos que han vivido en Eurasia durante los últimos 40 milenios.
El estudio se basa principalmente en las poblaciones europeas, ya que las excavaciones arqueológicas han sido mucho más numerosas en Europa, lo que facilita enormemente el estudio de los genomas de las poblaciones europeas, explica Claudio Quilodrán, de la Unige, y coprimer autor del estudio.
Los análisis revelaron que, en el período posterior a la dispersión del Homo sapiens desde África, los genomas de los cazadores-recolectores paleolíticos que vivían en Europa contenían una proporción ligeramente mayor de ADN de origen neandertal que los genomas de los que vivían en Asia.
Este resultado es contrario a la situación actual, pero concuerda con los datos paleontológicos, ya que la presencia de neandertales se registró principalmente en Eurasia occidental (no se han descubierto huesos de neandertales más al este que en la región de Altai, en Siberia).
Posteriormente, en el Neolítico, cuando los humanos se convirtieron en agricultores, hace entre 10 mil y 5 mil años, el estudio revela una disminución de la proporción de ADN de origen neandertal en los genomas de las poblaciones europeas, hasta quedar ligeramente por debajo del de las poblaciones asiáticas (como ocurre actualmente).
Los neandertales se alimentaban de leones cavernarios.
Un nuevo análisis arqueológico es el primero en mostrar que nuestros ancestros humanos acechaban intencionalmente nada menos que a estos superdepredadores. Los cazaban y usaban su piel. https://t.co/jC7qpYrHBX pic.twitter.com/hXCgShAs6A— Enrique Coperías (@CienciaDelCope) October 12, 2023
Análisis de la fluctuación
Esta disminución coincidió con la llegada a Europa de los primeros agricultores procedentes de Anatolia (la península occidental de Turquía) y la zona del Egeo, que a su vez portaban una proporción de ADN de origen neandertal inferior a la de los habitantes de Europa en la misma época.
Al mezclarse con las poblaciones de Europa, los genomas de los agricultores de Anatolia diluyeron un poco más el ADN neandertal.
El estudio demuestra que el análisis de los genomas antiguos, unido a los datos arqueológicos, permite rastrear distintas etapas de la historia de las especies hibridadas.
Mathias Currat, último autor del estudio, concluyó:
Nuestro trabajo puede servir de referencia para que futuros estudios detecten más fácilmente perfiles genéticos que se desvían de la media y que, por tanto, podrían revelar un efecto ventajoso o desventajoso.
EFE
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