Ciudad de Guatemala, 11 may (AGN).– No hay duda de que Guatemala es un país único en el mundo, esto debido a las inmensas cualidades que en cualquier parte del mundo serían de sueño y que en Guatemala son una realidad.
El país de la eterna primavera presume una riqueza cultural que trasciende generaciones, edades, religiones, ideologías y fronteras. Muestra de ello es el departamento de Esquipulas, en Chiquimula. A más de 200 kilómetros de la capital, esta región es el corazón de un pilar del turismo guatemalteco.
La basílica de Esquipulas recibe alrededor de 5 millones y medio de peregrinos anualmente, quienes viajan de diferentes partes del mundo con tal de admirar al Señor de Esquipulas. Esta tradición también alcanza a los más pequeños del hogar, permitiendo que las raíces de nuestras tradiciones prevalezcan con los años.
Ya lo decía el poeta Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: Quien olvida su historia está condenado a repetirla.
Durante la celebración al Cristo Negro, los guatemaltecos llenan de color la Basílica de Esquipulas al portar el famoso sombrerito de Esquipulas, un adorno tradicional de la época que suele venderse en las esquinas, mercados y en atrios de las iglesias.
Según algunos pobladores, se dice que esta costumbre apareció durante la Época Colonial, cuando las primeras comunidades evangelizadoras llegaron a Guatemala.