Viena (Austria), 25 sep (EFE).- El ritmo de vacunación en Austria se ha estancado en el 60 % de la población, a la cola de Europa Occidental, debido a una mezcla de errores del Gobierno y desconfianza de la gente, mientras suben los contagios y las hospitalizaciones, y el Gobierno recurre a reimponer restricciones.
La pandemia ha pasado para todos los que estén vacunados, prometía, a principios de julio, el jefe del Gobierno, el conservador Sebastian Kurz, cuando el 40 % de los habitantes tenían la pauta completa y había menos de 200 infecciones diarias y cero fallecidos.
Más de dos meses después, con la incidencia y la ocupación de UCIs en sus puntos más altos en cinco meses y creciendo, el número de inmunizados apenas crece, pese a las enormes facilidades y que se multiplican los puntos de vacunación a los que se puede acudir, sin cita previa e incluso sin presentar la tarjeta sanitaria.
En Viena, por ejemplo, una cadena de supermercados ha abierto en varias tiendas puntos de inmunización. La Iglesia se ha volcado con la campaña y ha cedido un espacio en la Catedral de San Esteban para vacunarse. Y un autobús va recorriendo la ciudad para acercar la vacuna incluso a los barrios más periféricos.
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Endurecer las medidas
Mientras otros países ricos de Europa vuelven a la normalidad, las autoridades austríacas están endureciendo las medidas y el Gobierno regional ha decretado que desde el 1 de octubre solo quién esté vacunado o haya pasado la enfermedad podrá entrar en locales nocturnos o acudir a actos con más de 500 personas.
Básicamente, para nosotros también es un misterio, dice el sociólogo Bernhard Kittel sobre la baja tasa de vacunación, antes de desgranar una compleja ecuación de factores: desde las universales teorías de la conspiración y el miedo a efectos secundarios, a elementos particulares de Austria.
Por ejemplo, Kittel afirma que los datos del Eurobarómetro muestran que el escepticismo científico es notablemente mayor en Austria que en el resto de Europa.
Kittel dirige el Austrian Corona Panel Project de la Universidad de Viena, un equipo de científicos que analiza cómo la sociedad austríaca reacciona ante la pandemia.
Vacunación estancada
En su último análisis señala que entre el 35 % de los mayores de 14 años no vacunados, sólo el 6 % está dispuesto a hacerlo.
La disposición a vacunarse cayó desde el 46 % en mayo de 2020, cuando aún no había vacunas disponibles, al 32 % en noviembre.
Uno de los motivos es, según Kittel, el suave impacto de la pandemia en términos de casos, mortalidad y pérdida económica, en comparación con otros países.
Austria es el noveno país entre los 27 socios de la UE con menor tasa de mortalidad, con mil 195 fallecidos por cada millón de habitantes, frente a los mil 837 de España o los 3 mil 128 de Hungría.
Además, aunque la actividad económica, social y cultural se paralizó en gran medida, los austríacos nunca sufrieron un confinamiento domiciliario.
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