Santiago de Compostela (EFE).-El registro horario de los trabajadores en las empresas también ha cambiado con la pandemia. No en vano, el reconocimiento facial se está imponiendo sobre la firma para preservar la seguridad de los empleados y evitar más contagios.
La denominada nueva normalidad ha llegado para quedarse durante bastante tiempo, también a nivel laboral.
Poco a poco se retoma la presencialidad, pero con la protección como máxima prioridad, por lo que, en un escenario en el que se ha de apostar por el contacto cero, el registro facial se va abriendo paso como la mejor fórmula.
Entrada y salida
Las medidas para detener la propagación del coronavirus (COVID-19) en el trabajo pasan por reducir al mínimo el riesgo de contagio a la hora de cumplir con el deber de registrar a la entrada y a la salida, de modo que, en el contexto actual, los sistemas de huella dactilar o de tarjeta ya no son la opción más fiable.
Ante la necesidad, por tanto, de registrar sin riesgo, las empresas urgen sistemas seguros como el reconocimiento facial, cuya demanda ha aumentado de forma exponencial.
Servicios
El reconocimiento facial está, igualmente, despuntando en el sector servicios y también sería extensible al sector público.
La huella digital parece asimismo, en base a su testimonio, la fórmula más segura también para los que, en un principio, mostraban reticencias en cuanto a la ley de protección de datos.
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