Ciudad de Guatemala, 13 jul (AGN).- 63 partidos después, el Mundial de Clubes 2025 le dice adiós a los amantes del fútbol, dejando una estela de emociones que difícilmente se borrarán. Fue una fiesta global que le recordó al planeta que este deporte no entiende de pronósticos, que se juega con hombres y no con nombres, y que en la cancha, la historia se reescribe jugada a jugada, minuto a minuto.
Este torneo lo tuvo todo: sorpresas que hicieron vibrar hasta al más neutral, equipos que rompieron esquemas, estrellas que brillaron y otras que se apagaron. Tuvimos revelaciones que ahora sueñan con el gran salto, leyendas que mostraron por qué siguen siendo referencia, y una final cargada de simbolismo donde el Chelsea destrozó los pronósticos y tocó el cielo ante un PSG lleno de figuras. Fue más que fútbol; fue pasión en estado puro.
Se termina una edición histórica, la primera con 32 equipos, que nos regaló una dosis de nostalgia, presente y futuro. El balón ya dejó de rodar, pero su eco sigue resonando en cada rincón del mundo. Porque el fútbol, cuando se juega con el alma, trasciende formatos, camisetas y fronteras. Y este Mundial de Clubes 2025 lo demostró con creces.
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