Ciudad de Guatemala, 2 mar (AGN).- En el silencioso rincón de la sala de rehabilitación, cada movimiento guiado por la mano compasiva de la fisioterapeuta cuenta una historia de resiliencia y esperanza. Con dedicación incansable ha tejido su carrera con los hilos de la compasión y la determinación.
Cada día se sumerge en el arte de la rehabilitación, donde las lágrimas se transforman en sonrisas y los susurros de dolor se convierten en victorias silenciosas. Su conexión con los pacientes va más allá de la física; es un vínculo emocional que surge de la empatía, forjado en el entendimiento profundo de que la recuperación va más allá de los músculos y huesos; es la restauración del alma y la redescubierta alegría de vivir.
Ingrid Salvatierra ha entregado 25 años de su vida al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), donde ha sido testigo de cómo vidas que aparentemente habían acabado por un accidente resurgen alegre y esperanzadoramente.
En este trabajo es increíble ver el compañerismo que hay entre pacientes, cada sonrisa que vuelve a sus rostros, cada risa es fascinante. Lo mejor es poder ayudar a que vean que la vida no se les acabó.
#NacionalesAGN | Gracias al deporte, Juan Carlos Morales Martínez ha logrado sobrellevar su proceso de rehabilitación tras perder la pierna derecha.
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Floreciendo una nueva vida
A lo largo de su vida, cada historia de superación se convierte en su propia fuente de inspiración. A través de los altibajos, encuentra la belleza en cada pequeño paso hacia la recuperación.
Cada paciente es una página en su libro, lleno de relatos conmovedores de transformación y coraje. Su vida como fisioterapeuta es un testimonio vivo de cómo el amor, la paciencia y el toque sanador pueden cambiar destinos y encender la luz de la esperanza en los momentos más oscuros.
Para mí es gratificante enseñar a que, a pesar de su discapacidad, ellos pueden realizar una actividad física, ya que aparte de ser recreativo y lúdico, les ayuda a mejorar en su lesión.
Adversaria del miedo
No todos los pacientes se animan a iniciar su terapia y entrelazarla con el deporte, esto hace que el trabajo de Ingrid sea más difícil de lo que realmente podría ser.
Lo más común es que no se animen porque les da miedo lastimarse, esto hace que se requiera más tiempo del que se tendría que llevar; que se tenga que hacer un estudio y un plan de trabajo definido por paciente.
Una de las anécdotas que Ingrid recordó e hizo que con el pasar de las palabras su voz se rompiera y las lágrimas comenzaron a rodar por su mejilla, fue con el paciente Luis Lobos, quien sufrió una amputación bilateral.
El sueño de Luis era estar en el equipo de futbol, pero por su condición era imposible que cumpliera ese anhelo. Sin embargo luego de muchas terapias y esfuerzos, logró ingresar al equipo de básquetbol, donde su sonrisa y felicidad no hacen más que crecer cada día.
#GaleríaAGN | En un especial de la Agencia Guatemalteca de Noticias, jugadores de futbol con extremidades amputadas dan una muestra de superación, disciplina y vida saludable. ⚽️@IGSS_gt
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Familia, un pilar de la rehabilitación
Muchas veces nos olvidamos de que no solo los pacientes requieren el apoyo de la familia, ya que lo único más sensible de tener una amputación es ayudar a alguien que le tocó pasar por ello.
Mi familia es fundamental para mí, me ayudan a darme cuenta de que cuando uno está sano, muchas veces no nos atrevemos a hacer alguna actividad física, que algún paciente con una discapacidad sí lo logran hacer.
Deporte inclusivo para terapia
Cada reto que pone la vida requiere que las personas se pongan a la altura de la situación, es por ello que, buscando la mejor manera de apoyar a los pacientes, Ingrid comenzó a inducirse al conocimiento deportivo:
Tengo 10 años de experiencia en la terapia deportiva, es muy diferente conocer el deporte convencional al deporte adaptado. Los pacientes se seleccionan dependiendo de la lesión que tengan, no todos son aptos y no todos se animan a practicarlo.
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