Ciudad de Guatemala, 9 oct (AGN).- El Acuerdo Ministerial 981-2011, del Ministerio de Cultura y Deportes (MCD), refleja el compromiso del Estado de Guatemala con la preservación de la espiritualidad maya y la protección de los sitios sagrados donde esta tradición ancestral cobra vida.
Este instrumento legal reconoce el derecho de los ajq’ijab’, guías espirituales de los pueblos originarios, a desarrollar sus ceremonias en espacios que representan la conexión entre lo humano, lo natural y lo divino.
Asimismo, el acuerdo establece que las ceremonias deben hacerse únicamente en los altares ubicados dentro de los sitios arqueológicos reconocidos, garantizando así la conservación del patrimonio y el uso ordenado de los espacios. De esta manera, se promueve el equilibrio entre la práctica espiritual y la protección del entorno natural y cultural.
Además, el documento regula aspectos fundamentales como la prohibición del uso de bocinas, pirotecnia o cualquier elemento que altere la serenidad del lugar. Estas medidas buscan mantener el ambiente de respeto, contemplación y conexión espiritual que caracteriza a las ceremonias mayas.
📜 El Acuerdo Ministerial 981-2011 reconoce la espiritualidad maya y garantiza a los Ajq’ijab’ el acceso a los sitios sagrados para mantener vivas sus ceremonias.
✨ Un compromiso con la memoria, la cosmovisión y la riqueza cultural que nos identifica.#ElPuebloDignoEsPrimero pic.twitter.com/ZVAMxVEoYa
— Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (@McdGuate) October 8, 2025
Respeto y conservación del legado espiritual
El acuerdo también enfatiza la importancia de la conducta de los participantes, prohibiendo el ingreso bajo efectos de alcohol o drogas, recordando que las ceremonias son actos de respeto y devoción hacia los ancestros. Cada guía y asistente tiene la responsabilidad de actuar con compromiso y reverencia ante el significado sagrado del espacio.
Cumplir con estas disposiciones no solo protege los sitios ceremoniales, sino que también fortalece la identidad cultural y la memoria viva del pueblo maya. Al preservar estos espacios, se garantiza que las futuras generaciones puedan seguir aprendiendo, practicando y honrando las tradiciones que constituyen el corazón espiritual de Guatemala.
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