Ciudad de Guatemala, 8 dic (AGN).- Como parte de la estrategia nacional para la preservación del pinabete, una especie emblemática y protegida en Guatemala, representantes del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), el Instituto Nacional de Bosques (Inab), autoridades locales y un grupo de periodistas hicieron un recorrido en el bosque Tizup, ubicado en la aldea Majadas, Chiantla, Huehuetenango. El viaje se desarrolló en una zona donde la neblina acaricia los pastizales y la caminata de casi una hora cuesta arriba permite aspirar el aroma de los cultivos y contemplar la riqueza natural del área.
Durante la visita, los técnicos explicaron la importancia de conocer el hábitat natural del pinabete, su proceso de crecimiento y el papel fundamental que cumplen los pinabicultores en la cadena productiva. Debido a las condiciones climáticas y geográficas que esta especie requiere, los cultivos se encuentran alejados de los centros poblados, lo que facilita su adecuado crecimiento.
Las autoridades destacaron la necesidad de concientizar a la población sobre la adquisición legal del pinabete durante la temporada navideña. Recordaron que el marchamo blanco identifica a los árboles autorizados y el negro a las coronas y guirnaldas. Asimismo, explicaron que la estrategia actual incluye evaluaciones para determinar el tamaño adecuado de las ramillas utilizadas, recordando que antes de 2008 solo se permitía el aprovechamiento directo de árboles completos.
Recuperación del bosque de pinabete
Parte del plan nacional incluye procesos de restauración, que buscan recuperar áreas que habían perdido cobertura arbórea. En la aldea Majadas, los comunitarios relataron que antes no existía arrayán en la zona y que, gracias a los esfuerzos de recuperación, esta y otras especies han vuelto a crecer. El objetivo es evitar la pérdida de bosque y garantizar que la cobertura continúe aumentando en los próximos años.
La División de Protección a la Naturaleza (Diprona) informó que mantiene vigilancia permanente para evitar la extracción y transporte ilegal de pinabete. Como parte del Plan Número 10–2025, se realizan operativos en rutas estratégicas de Huehuetenango con el apoyo del Conap e Inab.
No se tolerará el traslado ilícito del pinabete. Contamos con 40 agentes activos día y noche para proteger esta especie.
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Pinabicultura como legado familiar
Uno de los momentos más enriquecedores del recorrido fue la visita a la plantación de don Arcadio, un agricultor que desde hace 15 años se dedica de manera responsable y sostenible al cultivo del pinabete. Su experiencia refleja cómo esta actividad, además de conservar una especie en peligro de extinción, se ha convertido en una fuente de ingresos y desarrollo para muchas familias de la región.
Don Arcadio explicó que la pinabicultura es un trabajo de constancia. El proceso comienza con la selección de semillas certificadas, su germinación en viveros y el trasplante cuidadoso a terrenos con sombra, humedad y suelo adecuado, características propias de las montañas de Huehuetenango.
Se requieren entre 8 y 12 años para que un árbol alcance el tamaño comercial, por lo que se necesita planificación, paciencia y un manejo forestal responsable.
La familia ha implementado un modelo ejemplar: por cada árbol que se corta, se siembran al menos diez, garantizando la regeneración constante del bosque y evitando la extracción ilegal de ejemplares silvestres. Este sistema mantiene el equilibrio ecológico y asegura la disponibilidad futura de la especie.
Además, la pinabicultura ha brindado a la familia de don Arcadio una economía más estable, ya que le permite obtener ingresos durante la temporada navideña sin depender de actividades que puedan dañar el bosque. Sus cuatro hijos continúan el legado, participando en la recolección de ramillas, la elaboración de coronas y el manejo de la plantación. Este relevo generacional demuestra que la conservación puede ser un valor que se hereda y se convierte en una vocación familiar.
Durante la demostración, don Arcadio enseñó a los visitantes cómo se elaboran las coronas navideñas, desde el corte adecuado de las ramillas hasta la unión manual que forma cada pieza. También mostró el procedimiento correcto para cortar un árbol destinado a la venta, siempre cumpliendo con la normativa vigente y colocando el marchamo autorizado que garantiza su legalidad.
El ejemplo de esta familia evidencia que la pinabicultura no solo protege al pinabete, sino que también promueve la reforestación, fortalece la economía local y genera conciencia ambiental. Su trabajo es una prueba de que el uso sostenible del bosque es posible cuando existe compromiso, conocimiento y un profundo respeto por la naturaleza.
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