Ciudad de Guatemala, 1 dic (AGN).– Guatemala cerró el Festival Paradeportivo Centroamericano 2025 por todo lo alto, firmando una actuación histórica que volvió a demostrar que el deporte y la inclusión pueden ir de la mano para construir algo mucho más grande que cualquier medalla. Con más de cien preseas obtenidas en las distintas pruebas, la delegación nacional volvió a hacer vibrar a un país que, una vez más, se unió alrededor de sus atletas.
Durante dos días intensos, seis naciones de la región compartieron competencia, respeto y unión, en un evento que volvió a recordarle a Centroamérica que cuando se compite con el corazón, todos ganan. El telón cayó en un ambiente de fiesta, con abrazos, banderas entrelazadas y el orgullo de ver cómo cada atleta dejó parte de su historia en estas jornadas inolvidables.
Festival Paradeportivo Centroamericano une a Centroamérica
Aunque el medallero no era la prioridad, porque aquí la esencia era la fuerza, el coraje y la inclusión, Guatemala terminó coronándose en lo más alto, reflejo del compromiso de sus atletas y del esfuerzo de un movimiento paradeportivo que no deja de crecer. Cada prueba fue una lección de valentía, cada presentación una muestra de que el deporte también es un puente que derriba barreras.
Este cierre no solo representa una victoria deportiva, sino también un mensaje poderoso: Guatemala sigue avanzando, sigue soñando y sigue demostrando que cuando sus paratletas se entregan por completo, el país entero se enciende.
El medallero cerró de la siguiente forma:
- Guatemala – 41 oros – 41 platas – 30 bronces – 112 total
- Costa Rica – 32 oros – 12 platas – 8 bronces – 52 total
- El Salvador – 13 oros – 17 platas – 21 bronces – 51 total
- Panamá – 9 oros – 11 platas – 7 bronces – 27 total
- Nicaragua – 9 oros – 4 platas – 8 bronces – 21 total
- Honduras – 0 oros – 2 platas – 1 bronce – 3 total
De esta manera, Guatemala culmina el 2025 como protagonista absoluto: campeón de los Juegos Centroamericanos 2025, dominador del Festival Paradeportivo Centroamericano y en lo más alto de los Juegos Bolivarianos. Un año lleno de gloria, de historias inspiradoras y de un país que, en cada competencia, elevó el vuelo del quetzal para recordarle al mundo que su espíritu nunca se rinde.
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