Ciudad de Guatemala, 14 may (AGN).- El presidente Bernardo Arévalo, en entrevista este martes con el programa de opinión Conclusiones, de CNN, adentró en su perspectiva sobre el legado de José Pepe Mujica, el enigmático líder uruguayo que murió este 13 de mayo en su lucha contra el cáncer.
El mandatario recordó que el 2 de marzo de este año tuvo un encuentro en persona con Mujica en su modesta vivienda, en el marco de la toma de posesión del presidente Yamandú Orsi. Arévalo afirmó que ha tenido a Mujica como referente de la decencia y de la política de América Latina, aún antes de que el político uruguayo le diera un espaldarazo durante su búsqueda de la Presidencia.
Es, sencillamente, un ejemplo de la política entendida como servicio público, de la decencia como fundamento de la gestión pública y de la humildad de alguien que entiende que la elección, el mandato popular, no es sino una oportunidad de servir al soberano, que es el pueblo.
Resaltó que Pepe rompió esquemas al establecerse en el imaginario de la política como un personaje cercano, equiparable a la realidad propia, al elegir una forma de vida común en lugar de una privilegiada y repleta de riquezas, como muchos políticos.
Además, elogió que haya demostrado que la política no pelea con la ética y que, al revés, debe ser el ejercicio de ética el fundamento central del ejercicio de la política.
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Un líder magnético, pacífico y humanista
El presidente Arévalo mencionó que Pepe Mujica fue consistente a lo largo de toda su vida con sus principios. Y que tomó por principios principios de dignidad, principios de decencia, que son los que tienen que orientar no únicamente los discursos sino los hechos.
Remarcó que aunque Mujica sufrió tortura y persecución caminó por el sendero político sin odio, como un líder que no tuvo tiempo para el odio y que no tuvo tiempo para resentimientos.
En cada etapa de su vida lo que iba haciendo era desarrollando su relación con la gente que lo rodeaba, a partir de esa fe y esa confianza en el ser humano, que estaba como fundamento de su práctica de vida y de su práctica política, lo hacía un humanista de verdad.
De igual manera, compartió su agrado con que Mujica fuera más allá de los discursos, entregando hechos y dejando un legado.
Asimismo, remarcó que la vida de Mujica sirvió como imán para las juventudes porque veían en él el reflejo de los principios en los que creen y que aspiran a practicar o a implementar como principios para la vida en sociedad. Agregó que no solo inspiró con su vida, sino que también se acercó a los jóvenes para reforzar esa visión de que un mundo mejor, un mundo optimista, un mundo sin cinismo, un mundo de esperanza es factible, pero que debe trabajarse.
Y creo que Pepe Mujica es un legado, es ahora un tesoro para la política en América Latina y en el mundo, que nos recuerda de la necesidad de nunca separar la práctica política de esos principios y hacer de ellos la fortaleza para poder servir bien a las personas.
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