Madrid, 2 may (EFE).- El Pueblo Picuris de Nuevo México es una tribu indígena y una de las comunidades más antiguas de Norteamérica pero siglos de injusticia sistémica y de dominio colonial, sumados a la pérdida de tierras y tradiciones, han contribuido a que su historia contenga grandes lagunas.
Ahora un estudio de ADN antiguo, cuyos resultados se han publicado este miércoles en la revista Nature, ha confirmado que esta tribu, situada al norte de Río Grande, desciende de los antiguos asentamientos del Cañón del Chaco, una cultura que habitó esa parte de Nuevo México sobre el año 900 de nuestra era.
El estudio, liderado por el genetista Elke Willerslev, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y realizado con científicos de Brasil y Estados Unidos, fue promovido por los dirigentes de la tribu para demostrar sus vínculos con el Cañón Chaco, donde se encuentra el yacimiento de Pueblo Bonito que es Patrimonio de la Humanidad.
Y es que, aunque la historia local y los conocimientos tradicionales relacionaban al Pueblo Picuris con los antiguos pobladores del Cañón del Chaco, no había pruebas de la vinculación genética entre ambas poblaciones.
Para confirmarlo, los científicos secuenciaron los genomas de dieciséis antiguos picuris (de entre 500 y 700 años de antigüedad) y de trece miembros actuales. El análisis demostró la continuidad genética entre estas poblaciones.
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Tradición oral
Por su tradición oral, los Picuris siempre han sabido acerca de su conexión con la gente del Chaco Cañón. Sin embargo, históricamente, su voz no ha sido escuchada. Los nuevos datos genéticos corroboran esa tradición oral, destaca J. Víctor Moreno-Mayar, investigador de la Universidad de Copenhague y uno de los supervisores del trabajo.
Estos resultados son importantes para los Picuris por que con ellos esperan fortalecer las bases de legales de su lucha para proteger sus tierras ancestrales, explica el investigador.
Durante muchos siglos, se ha silenciado la voz del Pueblo Picuris en relación al futuro del Cañón Chaco, que es un lugar sagrado, recuerda Mike Adler, de la Southern Methodist University.
Pero ahora, el ADN ha demostrado las relaciones de nuestro pueblo con las tierras sagradas y las fuentes de agua, lo que no solo refuerza nuestras reivindicaciones legales, sino que también preserva el patrimonio cultural, resume el gobernador de Picuris, Craig Quanchello.
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