Ciudad del Vaticano, 2 feb (EFE).- El papa Francisco instó este domingo a los gobernantes de fe cristiana a que durante este año del Jubileo se esfuercen a negociar el fin de los conflictos existentes en el mundo.
En este año jubilar, renuevo mi llamamiento especialmente a los gobernantes de fe cristiana, para que pongan el máximo esfuerzo en las negociaciones para poner fin a todos los conflictos en curso, dijo el papa en el rezo dominical del Ángelus, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los fieles congregados en plaza San Pedro.
A su vez, como suele hacer habitualmente, instó a acabar con todas las guerras: Reitero mi ‘no a la guerra’, que destruye, destruye la vida, lleva a despreciarla, y no olvidemos que la guerra siempre es una derrota, declaró el pontífice.
Oremos por la martirizada Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, agregó Francisco.
Asimismo, el papa explicó a los congregados que este domingo en Italia se celebra ‘El Día de la Vida’, centrado en la temática ‘Transmitir la Vida, esperanza por el mundo’.
Me uno a los obispos italianos a expresar mi reconocimiento a las tantas familias que acogen voluntariamente el don de la vida”, dijo Francisco, quién animó también “a las parejas jóvenes a no tener miedo a traer hijos al mundo.
El papa critica las relaciones afectivas de mundo actual, que ve superficiales y precarias
El papa Francisco dijo este sábado que el mundo actual está marcado por formas distorsionadas de afectividad, lo que aseguró que se traduce en relaciones inmaduras, precarias o superficiales, durante la celebración de las Primeras Vísperas de la Fiesta de Presentación del Señor en la basílica de San Pedro.
Vivimos en un mundo a menudo marcado por formas distorsionadas de afectividad, en que el principio de ‘lo que a mí me gusta’ impulsa a buscar en el otro más la satisfacción de las propias necesidades que la alegría de un encuentro fecundo, aseveró el papa durante la misa que presidió en el Vaticano.
Según Francisco, en las relaciones, esto genera actitudes de superficialidad y precariedad, egocentrismo y hedonismo, inmadurez e irresponsabilidad moral, por lo que el esposo y la esposa de toda la vida se sustituyen por el ‘compañero o compañera’ del momento.
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