La Paz, 21 dic (EFE).- Rituales ancestrales, música y bailes autóctonos, además de ofrendas a las deidades andinas para pedir lluvia y abundancia fueron parte del festejo de este sábado en La Paz, Bolivia, para celebrar el cambio del ciclo agrícola a partir del solsticio de verano austral.
El cerro Laikakota, que en aimara quiere decir lago de los brujos, fue el lugar elegido para el festejo liderado por la organización Comunidad de la Vida, con el respaldo y participación de autoridades municipales y gestores culturales.
Esa montaña, un mirador convertido desde hace décadas en uno de los parques infantiles más emblemáticos de la ciudad, es a la vez una ‘wak’a’, un lugar considerado sagrado para las culturas andinas, explicó a EFE el sociólogo David Mendoza.
Hoy es 21 de diciembre, solsticio de verano. Para el mundo andino es una fecha muy especial, es el Qhapaq Inti Raymi Killa, que quiere decir ‘fiesta de la luna y del sol’, fiesta que nos abre una puerta, un espacio hacia el tiempo de Jallu Pacha, tiempo de llamar a la lluvia, tiempo de cuidar las sementeras, precisó.
La sementera es el momento del colocado de semillas en el terreno, por lo que es necesaria la lluvia para germinar y de eso se trata también esta época, indicó.
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🎉🎊 INICIAN LA CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE ‘ILLAPACHA’En el parque Laikakota inicia la celebración de la fiesta de ‘Illapacha’ de Los Andes, tiempo de fertilidad y la abundancia.
Según las tradiciones aymaras, la temporada de agradecimiento a la Pachamama… pic.twitter.com/m6CqUEktbA
— RTP Bolivia (@rtp_bolivia) December 21, 2024
El festejo
Mendoza destacó que la celebración se realice por primera vez en Laikakota, pues es un lugar muy energético y ofrece una vista casi completa de la ciudad, con el protagonismo del emblemático cerro Illimani, el principal achachila o espíritu protector de La Paz.
También resaltó que la Comunidad de la Vida y los artesanos que participan en la Alasita, una festividad de los deseos en miniatura, rescatasen la costumbre de celebrar en diciembre esta festividad andina, como lo hacen todavía en algunas comunidades rurales.
La fiesta comenzó desde temprano, con numerosos grupos de música autóctona, algunos llegados desde comunidades rurales del Altiplano de La Paz, que danzaron y tocaron tambores y flautas andinas llamadas mohoceños y pinkillos alrededor de unas illas e ispallas colocadas por los organizadores.
Cerca del mediodía, decenas de amautas o sabios aimaras condujeron el ritual para recibir el solsticio, pidiendo primero permiso a las deidades andinas, a las que ofrecieron alcoholes, inciensos y hojas de coca.
Los amautas también dieron vueltas alrededor de las efigies con rezos en aimara y haciendo sonar caracolas para pedir por la lluvia, para luego lanzar bendiciones a los asistentes.
Al margen de la ceremonia, algunos artesanos instalaron cerca una pequeña feria para mostrar algunas miniaturas que ofrecerán en la Alasita en enero próximo. EFE
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