Ciudad de Guatemala, 21 dic (AGN).–La noche del 20 de diciembre de 2024 en la colonia la Bethania no fue como cualquier otra. El ambiente navideño impregnaba el aire con villancicos, risas y luces que parpadeaban como estrellas en el suelo.
Pero lo que marcó esta velada fue la presencia del presidente Bernardo Arévalo, quien se unió a la posada, demostrando que la cercanía y la humildad pueden iluminar el camino del liderazgo.
@agn_noticias Así fue la posada en la colonia Bethania en la que participó el presidente @Bernardo Arévalo de León junto a decenas de personas. #Posada #Navidad #FiestasDeFinDeAño #Guatemala ♬ sonido original – AGN
Presidente Arévalo participa en posada
Desde los más pequeños hasta los más ancianos, todos se dieron cita para ser parte de un momento especial. Al llegar, Arévalo fue recibido con cálidos aplausos y una mezcla de asombro y emoción en los rostros de la población. Sin protocolos rígidos ni barreras, caminó entre la multitud, saludando con una sonrisa franca y extendiendo la mano a quienes se acercaban.
La posada recorrió las calles de la colonia con una energía contagiosa. Al ritmo de los cánticos tradicionales, el presidente tomó entre sus manos la tortuga de madera, aquel instrumento que, al ser golpeado con suavidad, marca el paso del recorrido. Su participación no fue meramente simbólica; era una señal de que el espíritu navideño trasciende títulos y cargos.
Los vecinos se aglomeraron para tomarse una fotografía con él, y él no negó ninguna. Entre un ¡Feliz Navidad, presidente! y un gracias por estar aquí, Arévalo compartió palabras llenas de compromiso: Mi equipo y yo estamos trabajando incansablemente para que el 2025 sea un año de avances, para que Guatemala salga adelante.
@agn_noticias El presidente @Bernardo Arévalo de León participó en la posada navideña en la colonia Bethania, zona 7,donde compartió con decenas de niños y adultos de esta tradición navideña #Posada #Navidad #FiestasDeFinDeAño #Guatemala ♬ sonido original – AGN
La noche avanzó, y la fe compartida se sintió más fuerte que nunca. El ponche no faltó, pero lo que realmente llenó los corazones fue la sensación de que, por un instante, no había distancia entre el pueblo y su líder.
Al despedirse, el presidente dejó algo más que palabras; dejó esperanza. Esa noche en La Bethania no solo se trató de una posada. Fue un recordatorio de que, como país, cuando se camina juntos, se puede encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.
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