Ciudad de Guatemala, 27 nov (AGN).- La cumbre mundial del clima de Dubái, COP28, se llevará a cabo esta semana en esta ciudad de los Emiratos Árabes Unidos. En esta se deberá dar respuesta al desafío que supone el desalentador resultado del primer balance del Acuerdo de París. Se espera un mensaje claro sobre los pasos a seguir para lograr contener el calentamiento en límites compatibles con la vida en el planeta.
En septiembre, en su primera evaluación oficial, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) advirtió que el mundo no está en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París para contener el calentamiento global por debajo de los 2 grados.
Asimismo, sobre ese documento, los países participantes en la COP28 deberán completar la primera ronda de evaluación del acuerdo, el Global Stocktake (GST) o balance global. Sobre todo, deberán decidir qué hacer para encauzar la situación.
Entre esas medidas, los expertos esperan nuevas acciones de mitigación (reducción de emisiones) a nivel global, lo que, a su vez, pasa por elevar los planes de reducción presentados por cada país (NDC, en inglés).
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Lenta transformación
Además, según los científicos, acotar el calentamiento pasa por acercarse a las cero emisiones netas en 2050. Esto es algo que solo será posible con una transformación sistémica de todos los sectores, el abandono de los combustibles fósiles y el fomento de las renovables, entre otros.
Aquí será donde vuelvan a enfrentarse posiciones encontradas: por un lado, está la de los países que viven de los combustibles fósiles. En el otro, la de aquellos que ven en las renovables la solución a la crisis climática (y a su dependencia energética). También está la de aquellos sin recursos para afrontar la transición ecológica y, a su vez, más castigados por los efectos de un calentamiento al que apenas han contribuido.
En este contexto, cobra especial relevancia que la presidencia de la COP28, que será la que dirija las negociaciones, esté en manos de Sultán Al Jaber, director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC), decimosegunda productora mundial de crudo.
Tarea difícil
Su trabajo, puesto en entredicho por ecologistas por su relación con la industria petrolera, no será fácil, pues en la reunión preparatoria de la COP28 de octubre quedaron patentes las grandes diferencias de enfoque y prioridades de las partes a la hora de afrontar la crisis climática.
Entre esos diferentes enfoques, tienen especial peso los de potencias como China, Estados Unidos, India, Rusia, Arabia Saudí o la Unión Europea, junto a la propagación del nuevo eslogan climático: Triplicar las renovables y duplicar la eficiencia energética a 2030.
La gran incógnita es si la resolución final de la COP28 recogerá una alusión clara al fin de los combustibles fósiles o se limitará, como en las dos cumbres anteriores, a mencionar la necesidad de impulsar las renovables. Asimismo, acabar con las plantas de carbón exentas de sistemas de mitigación y eliminar los subsidios a petróleo o gas, en la medida de las posibilidades de cada país.
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Camino de los 3°C
En 2015, los firmantes del Acuerdo de París, entre los que se encuentra España, se comprometieron a actuar para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2°C y esforzarse para limitarlo a 1,5°C a finales de siglo.
Posteriormente, el grupo de expertos climáticos de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) pidió limitarlo a 1,5 grados para evitar consecuencias irreparables, como la desaparición de islas o zonas costeras bajo el mar.
Sin embargo, según el Informe sobre la brecha de emisiones de 2023 del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma), las políticas actuales de los países para reducir las emisiones de GEI son insuficientes y abocan a la Tierra a un aumento de la temperatura de 3 grados.
Así, para cumplir el Acuerdo de París, se necesitarían acuerdos mundiales para rebajar entre el 28 y el 42 % las emisiones de aquí a 2030, según el documento, publicado días antes del comienzo de la COP28.
En 2021, las emisiones aumentaron un 1.2 % respecto a 2022, hasta el récord de 57.4 gigatoneladas equivalentes de CO2, según el Pnuma. Por ello, advierte que las promesas de cero emisiones netas no son actualmente creíbles, pues ninguno de los países del G20 está reduciendo sus emisiones a un ritmo coherente con ellas.
Ruta equivocada
El informe del Pnuma refuerza lo que el GST ha demostrado claramente, que el mundo no está en el camino correcto para alcanzar los 1,5°C. La ciencia es clara: debemos hacer más“, dijo Al Jaber tras la publicación del documento.
Al respecto, esto señala Al Jaber.
El mundo debe responder al GST con la decisión más ambiciosa en la COP28, lo que incluye acelerar una transición energética justa y ordenada para cerrar la brecha de emisiones,
La receta para lograrlo es, según el presidente de la COP28, triplicar las renovables y duplicar la eficiencia, acotar las emisiones de metano y acelerar las ambiciones de descarbonización en los sectores con mayores emisiones para 2030.
Por último, queda fuera de su discurso, por ahora, la necesidad de poner fecha al inicio del fin de carbón, petróleo y gas. Esta es la máxima exigencia de ecologistas y científicos de todo el mundo para poder afrontar la crisis climática con garantías de éxito. EFE
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