Roma, Italia, 27 ene (EFE).- La descongelación del permafrost de la Antártida, un tipo de suelo que hasta ahora permanecía congelado, está liberando a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero atrapados durante siglos, contribuyendo así al cambio climático, según un estudio coordinado por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología italiano (INGV).
El fenómeno, que está afectando a algunas de las regiones antárticas cercanas a la costa que quedaban libres de hielo debido al clima extremo, podría extenderse a lo largo de los 24 mil kilómetros de litoral del continente y liberar miles de toneladas de dióxido de carbono enterradas.
Únicamente en el área de 21.6 kilómetros cuadrados de permafrost analizado por el estudio, se liberaron unas 15 toneladas diarias de dióxido de carbono, 448.5 en todo el período del verano austral. El área se situaba en la región de los Valles Secos de McMurdo.
Estos datos preliminares sugieren la presencia de elevadas cantidades de gases disueltos en el sistema de salmuera subsuperficial sobrepresurizado bajo el permafrost, explicó el investigador del Instituto de Geología Ambiental y Geoingienería italiano (IGAG) Giancarlo Ciotoli.
Detalles de la región
Los Valles Secos de McMurdo representan alrededor del 10 % del suelo libre de hielo de todo el continente.
Como en el caso del polo norte, tienden a calentarse a causa del aumento global de las temperaturas provocado por la creciente emisión de gases de efecto invernadero.
En esta región, ubicada a unos 100 kilómetros de la estación de investigación estadounidense de McMurdo y de la Base Scott de Nueva Zelanda, la bajísima humedad, las gélidas temperaturas y los vientos de hasta 320 kilómetros por hora generan uno de los ambientes más extremos del planeta que hasta ahora lograba mantener congelado el permafrost, detalló la investigadora del INGV, Alessandra Sciarra.
Varios estudios recientes realizados en las regiones polares del hemisferio norte también revelaron que la estabilidad del permafrost desempeña un papel importante en el actual ciclo del carbono, ya que puede mantener atrapadas cantidades considerables de gases de efecto invernadero.
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