Ginebra, 7 sep (EFE).- Cientos de millones de personas se verán perjudicadas por el empeoramiento de la calidad del aire. Expertos esperan este siglo el aumento de la intensidad y duración de las olas de calor y el incremento de los incendios forestales, alertó hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El organismo de Naciones Unidas advirtió en su boletín anual sobre calidad atmosférica, emitido con ocasión del Día Internacional por el Aire Limpio, que el aumento de las partículas contaminantes, ligado al cambio climático, puede tener consecuencias tan graves como el calentamiento global.
A medida que se incrementa la temperatura del planeta, se prevé que los incendios forestales y la contaminación atmosférica ligada a ellos aumente. Incluso en un escenario de emisiones bajas. Esto tendrá consecuencias para la salud humana y los ecosistemas, afirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
El llamado de las autoridades y de los organismos internacionales es a cuidar el medio ambiente y con ello la calidad del aire.
El aire limpio es fundamental para la vida de los seres vivos es por ello que este 07 de septiembre se busca concientizar a las personas sobre el cuidado del medio ambiente para un cielo azul. #DCA #AireLimpio #CieloAzul #LibreDeContaminación pic.twitter.com/WjN2uccIcC
— Diario de Centro América (@DiariodeCA) September 7, 2022
Cambio climático y calidad del aire
El cambio climático podría agravar los episodios de contaminación del ozono en superficie. Esto generaría efectos perjudiciales para la salud de cientos de millones de personas, vaticina la agencia meteorológica de Naciones Unidas.
Calidad de aire y clima están interconectados. Pese a que los fenómenos de polución suelan ser repentinos y el calentamiento global sea más gradual y a largo plazo, recuerda el boletín de OMM.
Al mismo tiempo, la calidad de aire puede perjudicar la salud de los ecosistemas. Ello debido a que los contaminantes del aire pueden depositar en la superficie de la tierra concentraciones de nitrógeno, azufre y ozono que pueden afectar al agua, la biodiversidad, el almacenamiento de carbono o las cosechas.
Pese a los malos augurios, una buena noticia es que la superficie incendiada anualmente ha mostrado una tendencia descendente en las dos últimas décadas. Además, del menor número de fuegos en sabanas y pastizales. EFE.
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