Madrid, 19 ago (EFE).- Los circuitos del tacto y la vista no son independientes en el embrión, sino que están entremezclados y solo se separan tras el nacimiento, cuando las respuestas a los estímulos sensoriales pasan a ser independientes.
Lo comprobó un equipo del Instituto español de Neurociencias, dirigido por Guillermina López-Bendito, y los resultados de la investigación se publicaron en la revista Science.
El laboratorio que dirige López-Bendito ya había demostrado en un trabajo anterior que los estímulos táctiles activan los circuitos cerebrales que están destinados a procesar ese tipo de información antes del nacimiento, y avanzando en la misma línea continuaron trabajando para determinar si lo hacen de forma independiente o si de forma temporal se produce un solapamiento con otros sentidos.
El trabajo, realizado en ratones, pero que es extrapolable a humanos, arrojó datos fascinantes sobre cómo los sentidos se segregan en los primeros días de vida. López-Bendito explicó que se trata de un mecanismo de separación progresivo que comienza durante la etapa prenatal.
Importancia de descubrimiento
El trabajo que realizaron en el Instituto de Neurociencias demuestra que un fallo en ese proceso de separación y la permanencia prolongada de los circuitos visuales y táctiles unidos desencadena errores o alteraciones permanentes en los circuitos visuales.
La investigadora subrayó que el resultado de esta investigación contribuye al entendimiento de cómo se forman los circuitos sensoriales, al demostrar por primera vez que esos circuitos emergen entremezclados y se separan al momento del nacimiento gracias a las ondas de actividad de la retina.
Este mecanismo era desconocido hasta ahora, por lo que se observó que no es posible de momento saber todavía qué enfermedades sensoriales puedan estar relacionadas con este proceso.
Además, el proceso fundamental de separación de los circuitos sensoriales ocurre durante una ventana de tiempo cercana al nacimiento y en una estructura del cerebro denominada colículo superior.
Utilizando un símil ferroviario, los investigadores detallaron que al nacer, en esta estructura los sentidos se separan siguiendo vías diferentes; el cambio de vía lo facilitan las ondas de actividad de la retina, que actúan como ferroviarios que dirigen los estímulos de cada modalidad sensorial a la corteza correspondiente, para que se puedan percibir por separado.
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