Redacción Ciencia, 14 dic (EFE).- Hace 10 mil años, justo después de la última Edad de Hielo, un grupo de cazadores-recolectores enterró a una bebé. La sepultaron en una cueva, con una garra de búho real, decenas de conchas y cuatro colgantes, objetos con los que quisieron honrarla.
El cuidado puesto en los detalles de esta tumba infantil revela que para su pueblo, la niña era una persona, con los atributos de un yo individual y entidad suficiente para ser considerada un miembro igualitario del grupo.
Esta es la principal conclusión de un estudio internacional que ha analizado este enterramiento situado en la cueva de Arma Veirana, en las montañas de Liguria, en el noroeste de Italia.
Los detalles de la investigación se publican hoy en Nature Scientific Reports y ofrecen información relevante sobre la estructura social de las poblaciones del Mesolítico temprano.
La evolución y el desarrollo de cómo los primeros humanos enterraron a sus muertos, como se revela en el registro arqueológico, tiene una enorme importancia cultural, afirma Jamie Hodgkins, paleoantropóloga de la Universidad de Colorado.
El entierro se descubrió en 2017 y fue excavado en 2018 por un equipo de investigadores de Italia, Alemania, Estados Unidos y Canadá.
#InternacionalesAGN🌎 | Gracias a las técnicas de embalsamamiento que se le practicaron es que hasta día de hoy su piel permanece casi intacta.https://t.co/kc3z7nwBY9
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Otros hallazgos
En las dos primeras temporadas de excavación cerca de la boca de la cueva, el equipo encontró herramientas de más de 50 mil años típicamente asociadas con los neandertales en Europa, así como restos de comidas antiguas, como huesos de jabalíes y alces marcados con cortes, y trozos de grasa carbonizada.
Dentro de la cueva, hallaron conchas perforadas y restos del enterramiento de un bebé, un hallazgo extremadamente raro y esencial para averiguar cómo eran las prácticas funerarias de finales del Paleolítico y comienzos del Mesolítico.
El Mesolítico es particularmente interesante. Siguió al final de la última Edad de Hielo y representa el último período en Europa en el que la caza y la recolección eran la forma principal de ganarse la vida. Así que es un período de tiempo realmente importante para comprender la prehistoria humana, apunta Caley Orr, de la Universidad de Colorado.
Las pruebas de datación por radiocarbono, proteínas y ADN antiguo determinaron que el bebé, al que el equipo apodó Neve, vivió hace 10 mil años y era una niña de un linaje de mujeres europeas conocido como haplogrupo U5b2b.
El estudio de los dientes reveló que murió entre 40 y 50 días después de su nacimiento y que durante su gestación experimentó un estrés que detuvo brevemente el crecimiento de sus dientes 47 y 28 días antes de nacer.
En cuanto a los adornos que llevaba, el análisis puso de manifiesto el sumo cuidado que se había puesto en cada pieza y confirmó que muchos de los adornos estaban desgastados, es decir, eran heredados, regalos de miembros del grupo para la bebé fallecida.
Los detalles del estudio de los adornos, junto con los resultados adicionales, son el tema central de un artículo separado, actualmente en revisión.
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fm/ir