Ciudad de Guatemala, 5 sep. (AGN).- Una llamada al teléfono de turno de la Unidad de Protección de los Derechos de la Mujer, Adulto Mayor y Personas con Discapacidad de la Procuraduría General de la Nación (PGN) fue el punto de partida para transformar la vida de Rosita (nombre ficticio), una mujer de 39 años con discapacidad que vivía en una situación de abandono total.
La licenciada Aura Cifuentes, profesional jurídica de la Unidad de la PGN explicó:
La encontramos en su dormitorio, totalmente aislada y con signos de depresión. Su estado físico evidenciaba falta de alimentación. Ante esta situación, procedimos a actuar de manera administrativa. Inicialmente, recabamos todas las pruebas necesarias, dejando constancia de la gravedad de su condición.
Desde su infancia, Rosita había enfrentado el rechazo de su familia biológica y fue adoptada cuando era niña. Aunque su hermano adoptivo, un hombre de 72 años, le brindaba un hogar, no le ofrecía el cuidado necesario para su bienestar. En particular, descuidaba el tratamiento que ella requería para la esquizofrenia, una condición que demanda atención médica y medicación continua.
#NoticiasPGN Un nuevo comienzo para *Rosita, una persona con discapacidad que fue olvidada por su familia. https://t.co/VrULx0gMkp
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— PGN Guatemala (@PGNguatemala) September 5, 2024
Responsabilidad familiar y falta de atención
El seguimiento del caso reveló que el hermano adoptivo no asumía su responsabilidad de manera adecuada.
Lamentablemente, observamos una decadencia en el estado de Rosita. El hermano no asumía la responsabilidad porque argumentaba que no era su familia biológica. Sin embargo, se le orientó legalmente, explicándole que, al ser una persona adoptada, él tenía la responsabilidad legal de su cuidado.
La intervención de los profesionales de la PGN comenzó en noviembre de 2023, y aunque en un primer momento se intentó que Rosita permaneciera con su familiar, conforme lo estipula la ley, su estado físico se deterioró con rapidez. Ante esta situación, en junio pasado se gestionó su traslado a un centro psiquiátrico privado, donde comenzó a recibir atención médica especializada.
Una transformación visible
El cambio en la vida de Rosita fue notable. Cuando fue ingresada al hospital psiquiátrico pesaba apenas 58 libras, lo que representaba un grave riesgo para su salud.
A partir de su tratamiento en el centro asistencial, su peso ha aumentado hasta llegar a las 80 libras, ganando así 22 libras en un periodo corto. Este aumento de peso, acompañado de atención médica y emocional adecuada, ha transformado su apariencia y calidad de vida.
Ahora se le ve sonriente y estable. Esta intervención ha sido clave para mejorar significativamente su calidad de vida.
Señalaron los profesionales que la atienden.
La atención constante ha permitido que Rosita recupere no solo su salud física, sino también su bienestar emocional, un factor clave para su recuperación integral.
El marco legal
La situación de Rosita pone de relieve la importancia de cumplir con las leyes que protegen a las personas en condiciones vulnerables.
En Guatemala, la Ley de Atención a las Personas con Discapacidad, Decreto No. 135-96, garantiza los derechos de este colectivo. Dicha legislación establece que las personas con discapacidad deben ser cuidadas por sus familiares directos o adoptivos.
En caso de que no se cumpla con esta responsabilidad, los familiares pueden incurrir en negligencia o incluso en delitos que conllevan sanciones graves.
La licenciada Cifuentes destacó las consecuencias legales que enfrentan los familiares que incumplen con sus responsabilidades. La PGN, tienen la obligación de remitir la denuncia al Ministerio Público cuando detectan casos de abandono o negligencia.
Los familiares pueden enfrentar cargos por dos delitos principales: incumplimiento de deberes y asistencia, que puede conllevar penas de prisión de varios años, y el abandono de personas desvalidas, un delito igualmente grave.
Este caso ejemplifica la importancia de que las instituciones responsables actúen de manera diligente y oportuna, para garantizar que las personas en situaciones vulnerables reciban la atención y el cuidado que merecen.
La PGN continúa supervisando el caso de *Rosita y otros similares, con el objetivo de proteger a quienes más lo necesitan y asegurar que se respeten sus derechos fundamentales.
La importancia de la intervención oportuna
El caso de Rosita es un ejemplo claro de cómo la intervención oportuna de las autoridades puede cambiar radicalmente la vida de una persona en situación de abandono.
Gracias a la acción rápida y decidida de la PGN y al cumplimiento de las leyes que protegen a las personas con discapacidad, hoy Rosita se encuentra en un lugar donde recibe el cuidado y la atención que necesita.
Este caso también subraya la importancia de que los familiares de personas con discapacidad comprendan y asuman sus responsabilidades legales y morales para evitar consecuencias graves, tanto para ellos como para sus seres queridos. El compromiso de las instituciones y de la sociedad en general es fundamental para garantizar que historias como la de Rosita tengan un desenlace positivo.
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