Ciudad de Guatemala, 13 mar (AGN).- Aunque la mayoría de pacientes con enfermedades renales crónicas son adultos, los menores de edad forman parte significativa de las estadísticas nacionales sobre este problema de salud pública.
Según el doctor Pedro Dávila, médico nefrólogo y director técnico de la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico (Unaerc), el 4 % de los pacientes que reciben en la institución son menores de 18 años.
La mayoría de pacientes pediátricos con enfermedades del riñón tienen malformaciones o anomalías en el tracto urinario. Esto significa que muchos niños nacen con alguna diferencia en su sistema renal que afecta su funcionamiento normal, como las obstrucciones en el conducto de la orina, la uretra. Otros nacen con un solo riñón.
Las enfermedades renales crónicas se categorizan en una escala de uno a cinco, según el deterioro. El grado cinco es el más grave y se caracteriza por una reducción drástica de la función renal, que es limpiar la sangre, así como reducción de su tamaño. Aunque sean escenarios difíciles, los menores de edad que no son tratados a tiempo pueden necesitar prediálisis, diálisis peritoneal, hemodiálisis y, en casos más drásticos, trasplante renal.
Niños y las enfermedades renales
Según la doctora Sindy Méndez, nefróloga pediatra de la Fundación del Niño e integrante de la Alianza Guatemala por la Salud Renal, la mayoría de casos de enfermedades del riñón pasan desapercibidas por el afectado hasta que están en un grado avanzado, generalmente desde el grado tres.
Ante esta amenaza silenciosa, los padres deben detectar las señales lo antes posible. Además, pueden prevenir por medio de actividad física y buenos hábitos alimenticios. Asimismo, sugirió que se lleve un control por medio de un examen de orina, al menos una vez al año.
Méndez advierte que en casos avanzados los menores de edad con enfermedades renales crónicas pueden presentar anemia, mucho sueño, cansancio, moretones, aliento afrutado y presión alta.
La salubrista reconoció que en la actualidad el mundo ofrece un sinfín de opciones para alimentarse, sin embargo no todo es saludable.
Es más fácil encontrar una bolsita y poner un juguito en la lonchera. El hecho de preparar una fruta, una verdura, un fresco natural, se vuelve más laborioso.
A pesar de ello, señaló que los padres deben hacer el esfuerzo por el bien de sus hijos. Si se forman hábitos saludables y se evitan los alimentos procesados, habrá una mejor expectativa de vida y del estado de salud a futuro. Esto implica crear cambios en el estilo de vida, así como atender las campañas de concientización sobre una vida saludable.
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— Fundanier (@fundanier) March 12, 2024
Niños con un solo riñón
Sobre los casos de niños que nacen con un solo riñón, la pediatra indicó que en Guatemala no existen tecnologías de ultrasonido enfocadas en detectar estas variantes desde antes del nacimiento como sí existen en otros países. No obstante, aseguró que esta condición no significa una atadura o desventaja real.
Si nace con un riñón, ya tiene una enfermedad renal crónica, sin embargo, el que posee intenta suplir el faltante.
El cuerpo tiene capacidades que muchas veces sobrepasan lo pensado. Comúnmente, un par de riñones sanos filtraría 200 litros de sangre al día y tener un riñón no significa que se filtrará solo la mitad de sangre, desafiando la lógica.
Sobre estas capacidades del cuerpo, Sindy Méndez apuntó:
Compensa el que no exista un riñón. Las células se vuelven más grandes, así como cuando vamos a un gimnasio y el músculo crece, igual es el riñón. Las células se van a hacer un poquito más grandes y tratan de compensar el trabajo del otro riñón. Sí puede llegar a funcionar un 100 %.
También refirió que una persona puede nacer con un solo riñón y no darse cuenta. Este panorama es posible si la persona mantiene un buen estilo de vida, chequeos rutinarios y alimentación saludable.
Sin embargo, advirtió sobre las consecuencias de combinar la ausencia de un riñón con malos hábitos:
En caso de que nace con un solo riñón y pone en factores de riesgo o somete a riesgos a ese único riñón, como las bebidas energéticas, comida chatarra, alta en sal, entonces eso sí puede hacer que el paciente, en vez de que viva completamente sano solo con un riñón, desarrolle una enfermedad renal terminal.
La prevención se presenta como una luz al final del túnel ante la creciente cifra de enfermedades renales crónicas en el país. Los médicos de la Alianza Guatemala por la Salud Renal advirtieron que cada año la cifra es mayor, y allí reside la importancia de reducir estos números desde casa.
Si seguimos al ritmo al que vamos, vamos a tener muchas más enfermedades secundarias… problemas de cáncer y muchas más. Todo recae en la prevención.
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dc/dm