Ciudad de Guatemala, 28 feb (AGN).- En un esfuerzo por potenciar la eficiencia económica en beneficio del país, la iniciativa de ley de competencia ha asumido un papel protagonista. Su enfoque abarca la prevención, investigación y limitación de prácticas anticompetitivas, fijación de precios, concentraciones irregulares y demás actuaciones que puedan entorpecer el funcionamiento eficiente de los mercados.
La Constitución Política de la República establece la obligación del Estado de velar por la protección de la economía. Este mandato se traduce en el fomento de mercados competitivos, eliminando obstáculos tanto en la entrada como en la salida, para que los agentes económicos tengan la libertad necesaria para desarrollar sus actividades sin restricciones injustificadas.
💼 La política de competencia es clave para un mercado dinámico y justo. La Ministra @GGarciaMineco resalta la necesidad de salvaguardar la competencia leal, eliminar obstáculos y fomentar igualdad de condiciones. #LeyDeCompetencia pic.twitter.com/FaSbJiFqWd
— Ministerio Economía (@MINECOGT) February 28, 2024
Implicaciones y desafíos
Uno de los efectos más notables de esta legislación es la generación de una mayor apertura al comercio internacional. La ley de competencia actuaría como un catalizador de impulso de la participación de las empresas nacionales en un escenario global. Como resultado, se estimularía la competitividad y la integración de nuestra economía en el concierto mundial.
Al desincentivar prácticas anticompetitivas y fomentar la libre competencia, la ley proporcionaría un terreno fértil para la innovación. Con ello, las empresas buscarían constantemente mejoras en productos y servicios, ya que la competencia justa es un motor que impulsa la calidad y la eficiencia en todos los sectores.
Aunque la ley establece un marco sólido, su éxito dependerá en gran medida de una coordinación efectiva entre las instituciones encargadas de su aplicación. La colaboración entre entidades gubernamentales, autoridades de competencia y otros actores relevantes será esencial para garantizar una implementación coherente y eficaz.
Otro desafío será la concientización y el cumplimiento por parte de las empresas. La cultura empresarial debe alinearse con los principios de competencia justa, y es imperativo que las compañías comprendan las implicaciones de las prácticas anticompetitivas, así como las consecuencias de no cumplir con la normativa establecida.
La ley de competencia tendría un impacto en el ámbito nacional, además, abriría las puertas a una participación más activa en la arena internacional. La implementación exitosa de esta legislación requerirá esfuerzos concertados y una comprensión profunda de sus implicaciones.
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