Ciudad de Guatemala, 30 may (AGN).– En un acto cargado de simbolismo, cada 14 de enero se abre la urna que resguarda un ejemplar original de la Constitución Política de la República de Guatemala. No se trata de una llave cualquiera, sino de una pieza única que va más allá de lo físico: representa el poder, la custodia y el respeto por el orden constitucional.
Este objeto, colgado de un collar de jade y plata, es parte esencial del protocolo de investidura presidencial.
Cuando se instala un nuevo período constitucional o se abre el año legislativo, se lleva a cabo una ceremonia en la que el presidente electo jura fidelidad a la Constitución.
Para que ese momento sea posible, la urna debe abrirse. Ese acto no es simplemente protocolario: simboliza el compromiso del nuevo mandatario con el marco legal que rige a la nación.
La llave que se utiliza para abrir la urna solo se emplea en ocasiones específicas, y permanece resguardada el resto del tiempo en el despacho presidencial.
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El collar que lleva la responsabilidad del poder
En la historia de Guatemala ha quedado grabada la imagen de presidentes recibiendo el collar del que cuelga la llave de la urna.
Este elemento fue concebido por la Asamblea Nacional Constituyente y entregado oficialmente por primera vez el 14 de enero de 1986, al entonces presidente Vinicio Cerezo Arévalo. En esa ceremonia, quien presidía el Congreso declaró al mandatario Guardián de nuestra Constitución.
Cinco años después, en 1991, Jorge Serrano Elías también recibió el collar, acompañado de una declaración similar. Desde entonces, pocas veces se ha hecho alusión explícita al valor simbólico de la llave durante una toma de posesión. Sin embargo, su significado sigue vigente.
La urna como expresión del pacto democrático
La Constitución Polítiva de la República de Guatemala se promulgó el 31 de mayo de 1985. Desde ese día, uno de los ejemplares de lujo, encuadernado en piel y elaborado por la Tipografía Nacional permanece guardado en una urna de cristal, situada en el Congreso de la República.
Esa urna la colocaron los tres copresidentes de la Asamblea Nacional Constituyente, y desde entonces es parte esencial del recinto legislativo.
Más que un objeto, representa el compromiso de la Nación con la legalidad y la democracia. El acto de colocar la mano sobre ella para jurar lealtad no es un simple trámite: es una declaración pública del deber de respetar la carta magna.
Una tradición que revive con cada transición
Durante la toma de posesión de un presidente, este acto simbólico cobra nuevamente relevancia. El presidente del Congreso, es quien utiliza la llave para abrir la urna.
Luego del juramento del nuevo mandatario se continúa con el protocolo oficial: entrega de la banda presidencial, colocación del collar de jade y plata con la llave, y se concluye con la imposición con la insignia presidencial.
Cada vez que se abre la urna, se reactiva la promesa de construir una nación basada en el respeto mutuo, la legalidad y la democracia. La llave, más que un objeto ceremonial, recuerda al pueblo guatemalteco quién está llamado a resguardar el pacto constitucional.
Esta llave la se encuentra en exposición en el Palacio Nacional de la Cultura en el marco de los 40 años de la constitución.
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