Cuilco, Huehuetenango, 29 jul. (AGN).- Largas son las jornadas de las mujeres del caserío Ampliación Nueva Reforma, aldea La Laguna, en Cuilco, Huehuetenango, quienes aportan su granito de arena para atender a los mexicanos que han cruzado la frontera en busca de refugio.
Desde el lunes 22 de julio, las huehuetecas se han coordinado para cocinar, limpiar y organizar los recursos que se brindan a los hermanos mexicanos. Su labor también ha abarcado atender al personal de las instituciones que se encuentran resguardando el área, como soldados del Ejército de Guatemala y agentes de la Policía Nacional Civil.
La jornada comienza desde tempranas horas atendiendo su hogar para después salir al albergue y ayudar en lo que se necesite. Llegan al mismo tiempo que los primeros rayos del sol alumbran las frías montañas de Cuilco. El trabajo diario: preparar 33 libras de harina de maíz para tortear y alimentar a los 260 refugiados y el batallón de soldados. El reto: que alcance para todos.
Solo Dios sabe cuántos días faltan
Gloria Barrios es una de las mujeres que apoyan en el albergue. A sus 35 años, es madre de cinco niños a quienes ha dejado en casa para ayudar a los mexicanos.
Sus actividades empiezan a las 5 de la mañana. La casa también debe ser atendida, por lo que al levantarse debe cocinar para dejar todo listo para sus hijos. Lavar la ropa también es una de las tareas matutinas.
Ella dice que con lo único que puede apoyar a los refugiados es con su tiempo, aunque se desconozca cuántos días más permanecerán en lugar.
Nosotros damos nuestro tiempo. Solamente Dios sabe cuántos días vamos a estar así.
Tender la mano a quienes más lo necesitan, eso es lo que ha pasado por la mente de Gloria y las demás mujeres que ayudan en la cocina. Ellas dicen que no pueden dar la espalda a los vecinos mexicanos y que seguro la recompensa serán bendiciones para el futuro.
Hoy es por ellos, mañana por nosotros.
Comunidades unidas
Trajimos tamalitos, frijol y arroz para darle a la gente, dice Amalia, que reside en la Nueva Reforma y junto a los vecinos de su caserío se coordinaron para llevar almuerzo a los albergados y los soldados.
Por comunidad, nos estamos turnando para venir a dejar la comida. Nos tocó venir a ayudar con mi esposo.
Como muestra de solidaridad, Amalia y su esposo se han sumado a los demás vecinos para a llevar alimentos a quienes se encuentran de manera temporal en la Ampliación Nueva Reforma. Mencionan que es deber ayudar a los demás y que por eso las distintas comunidades aledañas a la línea fronteriza se han unido para llevar los insumos a la Escuela Oficial Rural Mixta Ampliación Nueva Reforma, donde los mexicanos son atendidos por las distintas instituciones guatemaltecas.
Nos unimos para ayudar a los demás. Una comunidad no puede sola, nos tenemos que unir.
Todos los días, las huehuetecas se levantan dando gracias a Dios y con la fuerza necesaria para atender a los vecinos refugiados en Cuilco. Ante estos esfuerzos, los mexicanos han agradecido a cada una de ellas por acudir al llamado de ayuda. Asimismo, las autoridades gubernamentales guatemaltecas y mexicanas, y de las instituciones presentes también han reconocido el apoyo de los comunitarios, la gentileza y calidez con la que han recibido a los extranjeros.
Mientras tanto, autoridades de México y Guatemala se esfuerzan para avanzar en las estrategias que permitan el retorno de los mexicanos a su país de manera segura y regular. Entre ambas naciones se han mantenido reuniones constantes para velar por la integridad de los dos pueblos.
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