Barcelona (España), 11 abr (EFE).- La falta de conocimiento sobre las profundidades de los mares o sobre el alcance real de los efectos de la contaminación, así como la carencia de infraestructuras para la observación y la predicción del comportamiento de las aguas, son algunos de los retos pendientes del Decenio del Océano.
Este decenio, que comenzó en 2021 y acaba en el 2030, es fruto de análisis por parte de 1,500 expertos reunidos desde este miércoles y hasta el viernes en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, nordeste (CCIB).
El Decenio del Océano, promovido por la Unesco, trabaja para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14 de la Agenda 2030, que contempla la conservación y utilización de forma sostenible de los océanos, mares y los recursos marinos, así como el establecimiento de prioridades para su futuro.
Para ello, se han marcado 10 metas: vencer la contaminación marina; proteger y restaurar los ecosistemas; alimentar de forma sostenible a la población mundial; desarrollar una economía oceánica sostenible; desbloquear soluciones al cambio climático y aumentar la resistencia a los peligros oceánicos.
En relación a la coloración del agua en la catarata ubicada en la ruta a Panajachel, en el departamento de Sololá, realizamos una inspección río arriba, de la cual se reflejan posibles restos de carbón como resultado de incendios forestales, 🧵🪡 pic.twitter.com/xmN9V9kLTE
— Ministerio Ambiente y Recursos Naturales (@marnguate) April 8, 2024
Avances
El secretario de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, Vidar Helgesen, hizo un balance de los primeros años del Decenio, en los que consideró que se ha logrado ya algunos éxitos.
Entre ellos, se impulsó un movimiento global que ha unido a gobiernos, científicos, industrias y filántropos, al tiempo que aumentó la consciencia sobre el papel de la ciencia oceánica en un desarrollo sostenible.
También se avanzó en el reconocimiento del conocimiento tradicional de las poblaciones indígenas que viven del mar, especialmente en islas de Oceanía, para incorporarla en la literatura científica.
En total, se desplegaron 52 programas para afrontar las 10 metas del Decenio, con la implicación de 62 países, al tiempo que se avanzó en una red de coordinación regional y nacional con 12 centros colaboradores de la Unesco.
Pese a los avances, también hay retos pendientes hasta 2030, advertió Helgesen, que citó por ejemplo los carencias en el conocimiento del fondo del mar -donde por ejemplo aún quedan numerosas especies por descubrir- y la afectación de la contaminación en el propio mar, en la salud humana y en la regulación climática.
También faltan acciones políticas más concretas a nivel global, nacional y regional basadas en la evidencia científica, y una mayor inversión en infraestructuras que permiten observar, registrar y predecir el comportamiento del mar.
Helgesen subrayó:
Tenemos que observar el océano tal como es, teniendo en cuenta que va cambiando, así que también debemos ir mirando cómo cambia.
El diplomático noruego resaltó que los gobernantes y la industria deben colaborar para identificar las ideas transformadoras de la ciencia en las que hay que fijarse para tomar las mejores decisiones en la protección de los mares.
Algo que confió que quede plasmado en la declaración de Barcelona, que se espera que salga de la reunión de tres días y que sirva para guiar la colaboración entre gobernantes, ciencia, ONG y sector privado en retos como la contaminación, el estudio del océano, la economía azul, la crisis climática y la biodiversidad.
¡Evitemos saturar los vertederos!
Enfrentemos la emergencia del vertedero del km. 22 en Villa Nueva clasificando adecuadamente nuestros residuos. ¡Tu contribución marca la diferencia!🤝🌎 pic.twitter.com/pOqvb1hLnZ
— Ministerio Ambiente y Recursos Naturales (@marnguate) April 9, 2024
Insuficiente
El enviado especial para los Océanos de Naciones Unidas, Peter Thomson, destacó que el conocimiento sobre los mares de hoy en día “no basta” y reconoció que resulta imposible tomar decisiones sobre políticas de futuro bien informadas, precisamente por la falta de datos, pese a la urgencia de la crisis climática.
Ese diplomático oriundo de las islas Fiyi aseveró:
Esta realidad es pésima para el futuro y crea una inquietud enorme; debemos plantarle cara a la realidad para evitar que la temperatura del agua de los océanos suba en los próximos años hasta 3 grados, lo que sería inhabitable y traería consigo multitud de consecuencias negativas para todos.
En la primera jornada de la Conferencia, participaron diferentes representantes de comunidades indígenas, como los maoríes, que han reivindicado la necesidad de reconocer su conocimiento popular del océano y de la navegación tradicional, y de preservar los ecosistemas marinos de los que depende su subsistencia.
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