Ciudad de Guatemala, 23 sep. (AGN).- En la actualidad, un fenómeno preocupante es el aumento de jóvenes que buscan integrarse a pandillas.
Esta realidad, marcada por la violencia y la delincuencia, tiene raíces profundas que van más allá de una simple elección delictiva.
Los jóvenes se sienten atraídos por las pandillas porque encuentran en estas lo que muchas veces les falta en sus hogares: seguridad, respaldo, atención e incluso promesas de dinero. Sin embargo, la dura realidad es que lo que les espera en este camino no es la estabilidad, sino un destino trágico que a menudo incluye la cárcel o la muerte.
Para muchos de estos jóvenes, las pandillas no representan solo un grupo delictivo, sino un refugio. En un entorno donde se sienten ignorados por el sistema y abandonados por sus familias, las pandillas les ofrecen una especie de familia alternativa.
El problema no es únicamente la delincuencia, sino las condiciones estructurales que los llevan a considerar esta opción. La falta de oportunidades educativas, la precariedad laboral y la escasa atención social son factores clave que empujan a estos jóvenes hacia un camino de violencia.
El Ministro señala que los equipos de investigación de la @PNCdeGuatemala están trabajando para esclarecer este hecho criminal. Destaca que ha girado la instrucción de movilizar al #GECE a Colomba Costa Cuca, para fortalecer las estrategias de seguridad y la presencia policial. pic.twitter.com/ZmjzC2eCgS
— MinGob (@mingobguate) September 18, 2024
Una juventud olvidada
El panorama para los jóvenes que enfrentan la disyuntiva entre seguir un camino de legalidad o caer en el crimen está marcado por la falta de apoyo. Muchos de ellos crecieron en barrios marginados, donde las políticas públicas han sido insuficientes para garantizar una educación de calidad o generar empleo juvenil.
La falta de acceso a estos recursos los deja en una situación de vulnerabilidad que, tarde o temprano, los pone en la mira de las pandillas.
Algunos jóvenes que en su niñez tenían sueños de superación y desarrollo personal se han visto atrapados por falsas promesas. Las pandillas les ofrecen estabilidad y poder, pero lo que realmente encuentran es una vida marcada por la violencia, la muerte o la privación de libertad.
Hace algunos meses, en Guatemala se celebró el segundo Congreso de Seguridad Penitenciaria, donde varios países compartieron sus modelos de reinserción para jóvenes en conflicto con la ley. Uno de los proyectos más destacados fue el Proyecto Alcatraz, de Venezuela, el cual utiliza el rugby como una herramienta de rehabilitación. Este programa ha logrado que muchos jóvenes, incluidos antiguos miembros de pandillas, encuentren un camino alternativo basado en el deporte, la disciplina y la convivencia sana.
Guatemala y su modelo de reinserción juvenil
Guatemala cuenta con un Modelo de Reinserción Juvenil, el cual busca ayudar a jóvenes en conflicto con la ley penal para brindarles una segunda oportunidad, por medio de Casa Intermedia.
El centro opera bajo un régimen semiabierto y único en Centroamérica, y promueve la productividad de los jóvenes bajo una política de cero ocio.
Casa Intermedia se organiza en tres residencias:
- decisión
- esperanza
- oportunidad
Los jóvenes avanzan gradualmente a través de estas etapas, cada una con su propia función específica en el proceso de reinserción.
El momento clave en la vida de los jóvenes es la adolescencia, una etapa en la que buscan pertenecer a un grupo, ser comprendidos y, sobre todo, recibir orientación. En muchos casos, los jóvenes que se unen a pandillas lo hacen porque en su entorno familiar o escolar no encuentran el apoyo necesario.
Es fundamental inculcarles valores sólidos desde temprana edad y que se les enseñe a desarrollar un criterio propio, para que puedan tomar decisiones informadas y no se dejen llevar por falsas promesas.
La lucha por rescatar a los jóvenes de las pandillas no solo pasa por castigar a quienes delinquen, sino por generar un entorno que les brinde las oportunidades que hoy les faltan. Solo a través de la educación, el empleo y el apoyo emocional es posible ofrecerles un futuro diferente y evitar que sigan cayendo en un ciclo de violencia que destruye sus vidas.
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