Ciudad de Guatemala, 1 nov. (AGN).- Cada año, el 1 de noviembre marca en Guatemala una fecha especial: el Día de Todos los Santos. Este día está repleto de tradiciones que celebran la vida y la memoria de los seres queridos que ya no están.
Y como en muchas otras culturas, la comida juega un papel fundamental. Las familias guatemaltecas preparan platillos que simbolizan respeto, unión y una conexión especial con los difuntos. Entre las comidas típicas de esta fecha se destacan el fiambre, los dulces típicos y el pan de muerto.
El fiambre: un plato colorido y simbólico
El fiambre es el plato más icónico del Día de Todos los Santos en Guatemala. Se trata de una ensalada compleja que puede incluir hasta 50 ingredientes. Entre estos ingredientes se encuentran vegetales, embutidos, quesos, carnes frías y, en algunas versiones, mariscos.
Existen dos tipos principales de fiambre: el fiambre rojo, que lleva remolacha y le da un color rojizo característico, y el fiambre blanco, que no incluye este ingrediente.
Este plato, que se prepara con días de anticipación, tiene un profundo significado cultural y familiar. La mezcla de ingredientes representa la diversidad y la unión de la familia, y cada hogar suele tener su propia receta transmitida de generación en generación. Compartir el fiambre el 1 de noviembre es una manera de rendir homenaje a los ancestros y de reforzar los lazos familiares.
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Este 1 de noviembre, vive la magia del tradicional Festival de Barriletes Gigantes en Santiago Sacatepéquez y Sumpango.
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Dulces típicos para recordar a los difuntos
En el Día de Todos los Santos, los dulces típicos también ocupan un lugar especial en la mesa. Estos postres incluyen higos en miel, camote, ayote, jocotes y torrejas, todos cocidos en almíbar. Los higos en miel, por ejemplo, se preparan al cocer higos frescos en una mezcla de agua, panela y canela hasta que estén blandos y dulces. Este proceso intensifica su sabor y los convierte en un manjar que muchas familias ofrecen a sus difuntos en el altar.
El ayote y el camote en dulce son otros favoritos. Se cortan en trozos y se cuecen en almíbar con panela, canela y clavos de olor, dando como resultado un postre cálido y aromático. Los jocotes en almíbar se cocinan de manera similar y se acompañan en ocasiones de canela o anís estrellado. Las torrejas, por su parte, es pan bañado en huevo y fritas, que luego se sumergen en un almíbar de miel de panela. Este dulce mezcla sabores y texturas y es considerado un símbolo de celebración y dulzura de la vida.
El Intercambio Cultural entre México y Guatemala se vivió entre vestidos coloridos y guitarras.
El Patio de la Vida, en el interior del Palacio Nacional de la Cultura,
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El pan de muerto
El pan de muerto, aunque es originario de México, también se prepara en algunas regiones de Guatemala en esta fecha. Este pan, de textura esponjosa y con formas que representan huesos o calaveras, es colocado en las ofrendas y representa el ciclo de la vida y la muerte. Las familias lo comparten en honor a los seres queridos que han partido, y su sabor evoca el sentido de trascendencia que se celebra en esta época.
La comida del 1 de noviembre en Guatemala no solo es una delicia para el paladar, sino también una experiencia cultural que conecta a los guatemaltecos con sus raíces y con el sus antepasados. A través del fiambre, los dulces típicos y el pan de muerto, las familias celebran la vida y preservan una de las tradiciones más queridas del país.
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