Ciudad de Guatemala, 17 ene (AGN).- La reinserción de menores en Guatemala dio un paso significativo este jueves gracias a los esfuerzos de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia (SBS), al lograr que el Centro Especializado de Reinserción (CER-1) obtuviera la certificación de la Asociación Americana de Correccionales (ACA, por sus siglas en inglés).
Este reconocimiento, que reafirma el compromiso de Guatemala con la reintegración social de jóvenes en conflicto con la ley, no habría sido posible sin el apoyo de la Sección Internacional de Asuntos Antinarcóticos y de Aplicación de la Ley (INL, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos. Con este logro, el CER-1 se convierte en el segundo centro de la SBS y del país en cumplir con los rigurosos 132 estándares establecidos por la ACA, marcando un hito en la historia de la reinserción juvenil. Anteriormente, Casa Intermedia era el único centro con el aval de ACA.
CER-1: Un ejemplo de transformación avalado internacionalmente
El futuro de un país depende de su juventud, pero en muchas ocasiones los entornos familiares y sociales vulnerables conducen a menores hacia el mundo de las pandillas. Esto no solo frena el desarrollo de la nación, sino que también margina a miles de niños y jóvenes. La SBS, consciente de este problema, ha liderado un cambio transformador al implementar programas efectivos de reintegración social.
El CER-1, primer centro de mediana y alta seguridad del país en obtener esta certificación, alberga actualmente a 112 menores en conflicto con la ley, de los cuales 51 pertenecen a la mara Salvatrucha y 61 no tienen afiliación delictiva.
La clave de este modelo radica en su política de cero tolerancia al ocio, que asegura que los menores inviertan su tiempo en actividades educativas, laborales y de desarrollo personal. Este enfoque les brinda herramientas para reconstruir sus vidas y los prepara para un futuro lejos de la delincuencia.
Un cierre hacia la esperanza
El éxito del CER-1 no solo demuestra que el cambio es posible, sino que también envía un poderoso mensaje: invertir en la juventud es invertir en el futuro del país. Cada joven reinsertado es una victoria que impacta a familias, comunidades y a Guatemala en su conjunto. El país no solo celebra un certificado, celebra una nueva esperanza de que estos menores no serán definidos por sus errores, sino por su capacidad de superarse, de cambiar y de contribuir a una sociedad más justa, inclusiva y próspera.
El CER-1 no es solo un centro, es un símbolo de que el futuro puede reescribirse con voluntad, compromiso y esperanza.
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