Ciudad de Guatemala, 23 may (AGN).- Cerca de los 40 años de la promulgación de la Constitución Política de la República de Guatemala, Ana Catalina Soberanis Reyes, abogada, política y primera mujer en presidir el Congreso de la República (1991 a 1992), brindó una entrevista para la radio nacional Radio TGW, en la que compartió su experiencia en la creación de la carta magna y sus visiones de la Constitución en la época actual.
Soberanis fungió en puestos como ministra de Trabajo en 1986, secretaria presidencial de la Paz en 2002, directora general del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep) en el 2010, entre otros cargos públicos.
Como diputada del partido Democracia Cristiana, junto a otros 87 constituyentes dieron forma a la carta magna que desde hace 40 años rige la sociedad en Guatemala.
Visiones iniciales para la Constitución
¿Tuvo su partido una propuesta de constitución o alguna temática que les interesara impulsar en el texto constitucional?
De hecho, la Democracia Cristiana fue el único partido que tenía una propuesta de texto constitucional y esa propuesta de texto constitucional fue considerada por subcomisiones que se organizaron en el Congreso para preparar el borrador que pasaría, inicialmente, a la ‘comisión de los 30’.
Éramos 30 diputados y diputadas que preparábamos a nuestra vez el texto que llegaría al pleno de la Asamblea Nacional Constituyente. Es decir que hubo 3 etapas: una primera etapa en que se organizaron comisiones para tratar los grandes capítulos de la Constitución; un segundo espacio que era la comisión de los 30, en donde se discutió ese borrador, y ese borrador a su vez ya redactado capitularmente pasaba al pleno de la Asamblea.
¿Con qué fuerzas políticas se pudieron hacer alianzas para impulsar dichos temas o propuestas?
El escenario de la constituyente y de los primeros años de la democracia comparado con el escenario actual si tiene grandes contrastes. Los partidos tendían a ser más ideológicos, más enfocados hacia un proyecto político que se contrastaba con el proyecto político de otro partido.
Pero ahora en general los protagonistas son los candidatos más que sus programas, más que sus proyectos y por otro lado los mismos partidos políticos han debilitado su implantación territorial, su relación continua con la ciudadanía y con el auge de las redes sociales y las tecnologías de la información generalmente ya la propaganda se desarrolla y el contacto con la ciudadanía se va más en las redes sociales y se ha perdido mucho el contacto personal.
El clima en la Constituyente
¿Se vivió un clima de confrontación, de distensión o de armonía entre las diversas fuerzas políticas?
En realidad, hubo un clima de euforia en la ciudadanía cuando se inició la transición democrática, hubo mucha participación. La elección de constituyentes tuvo más del 80 % de participación de la ciudadanía, de manera que tuvo una alta legitimidad y eso también, de alguna manera, nos daba la responsabilidad de hacer un trabajo en favor de Guatemala y también de dejar de lado algunos de los motivos que nos habían polarizado durante la etapa anterior de las dictaduras. Entonces, al contrario, fue un clima de bastante armonía.
Temas prioritarios e integración de la sociedad civil
Según su criterio, ¿cuál fue el tema o temas que más se discutieron en la Asamblea Nacional Constituyente?
Hubo varios temas, el más problemático o el más sensible fue la función social de la propiedad, ya que en diversos textos constitucionales se había reconocido esta función social de la propiedad, pero hubo muchas presiones externas que cuando ese texto que venía de la ‘comisión de los 30’ pasó al pleno y es así que se polarizó tanto la discusión, que finalmente hubo que encontrar un texto de consenso en que la palabra ‘función social’ desaparecía, aunque se conservaba desde luego el derecho del Estado, digamos, a la expropiación para fines de utilidad pública.
¿Considera que se escucharon y tomaron en cuenta las propuestas que hicieron los diversos sectores de la sociedad?
Recibimos la visita de muchísimos sectores; de los sindicatos, de las corporaciones municipales, de las organizaciones ambientalistas, de las iglesias evangélicas, de los deportistas, de los maestros, en fin, la Asamblea Nacional Constituyente se convirtió en una gran sala de audiencias en las que se recibía a toda aquella persona, incluso personas individuales o sectores u organizaciones, que querían presentarnos su punto de vista para el texto constitucional.
Presiones en la marcha de la Constituyente
¿Considera que hubo presiones de los poderes fácticos para abordar ciertos temas?
Aunque no fueron abiertas ni públicas ese tipo de presiones, sí hubo cierta incidencia, precisamente, de la empresa privada en este artículo que le señalo de la propiedad privada en función social.
Como le digo, fue tanta la presión que convenció a uno de los partidos que ya había votado a favor de este texto en la comisión de los 30, que cambió su postura en el pleno y eso ya imposibilitó que fuera aprobado tal como venía.
En el tema de los consejos de desarrollo y en el de seguridad interna del país también hubo influencia y ciertas presiones que tampoco fueron públicas, pero que se conocían en corrillos, para, primero, que el ejército conservara la función de seguridad interna y no se limitara a la seguridad externa, es decir, a la defensa de las fronteras.
Avances con la Constitución de 1985
¿Cuál considera el mayor avance en la temática constitucional en relación con las constituciones anteriores?
El enfoque fue un gran avance porque, anteriormente, las constituciones partían de un enfoque dirigido hacia la estructura del Estado y sus funciones, y en esta constitución, al contrario, partió de la persona humana como centro y fin de toda actividad social y estatal. Es por eso que se cambió el orden en que venían constituciones anteriores, que empezaban por describir la estructura del Estado, y se empezó desde el preámbulo y luego en toda la parte dogmática con un gran avance en materia de derechos humanos.
Ese es el mayor avance, el enfoque humanístico de la Constitución y el tratamiento de los derechos humanos.
Acerca de posibles reformas
¿Considera que se necesitan reformas constitucionales, de qué tipo o de qué temas?
Yo creo que sí se necesitan, particularmente en el tema de administración de justicia. También se pueden hacer otras reformas que han sido demandadas por la ciudadanía, pero en el tema de administración de justicia sí lo es, porque necesitamos a un Organismo Judicial fuerte, con una estabilidad institucional y que verdaderamente contribuya al fortalecimiento del Estado de derecho.
Estamos conscientes de la necesidad de reformar una constitución que fue elaborada en otro contexto.
Si se aplicara plenamente lo que ya existe, es decir, el texto constitucional actual, estaríamos mucho mejor como sociedad porque, es cierto, muchos de esos artículos constitucionales se han quedado en la letra, en la formalidad, pero no se han plasmado en una convivencia social diferente, en una vida cotidiana en que la gente se sienta que verdaderamente la democracia tiene relación con su vida.
Entonces, creo que tienen razón en que quizá no deberíamos estar pensando en cambiar algo si no se ha logrado implementar completamente lo que tenemos.
Una constitución política debe reflejar un gran pacto nacional, un gran pacto social.
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