Ciudad de Guatemala, 9 jun (AGN).- Impulsor de la paz, creador literario, sí, pero también con ojos para ver la injusticia. Así fue Miguel Ángel Asturias.
Este día se cumplen 50 años de su fallecimiento y 125 de su natalicio. Laureado, condecorado con el Premio Lenín de la Paz, nombrado Guatemalteco Ilustre por el comuna capitalina… sí, pero ante todo un defensor de la vida y la dignidad.
Nació y creció en el barrio de Candelaria, y a Jesús de Candelaria dedicó un hermoso poema.
Tan trascendente, que desde 2014, cada 9 de junio se conmemora el Día Nacional de Miguel Ángel Asturias.
Sin embargo, pocos saben que sus letras reflejan, primero sin saberlo y luego como testigo presencial, la injusticia social y la inequidad.
Madrid, 9 de junio 1974.
Hace 50 años. Murió Miguel Ángel Asturias Rosales, iniciador del realismo mágico. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1967, único centroamericano que lo ha conseguido. Está enterrado en el cementerio Père Lachaise de París.pic.twitter.com/I7pv5Wie6a
— Historia de Centroamérica (@historia_ca) June 9, 2024
Esto lo dijo en una entrevista, cuando habló de sus libros que reflejan el imperio bananero en Guatemala en su trilogía bananera, como una forma de hacer conciencia de la realidad del momento.
Así, se refiere a su tarea del escritor:
Los libros corresponden a distintas situaciones. Es decir, yo escribía sin haberme dado cuenta exacta de la situación de mi país, hasta 1950, cuando se publicó Hombres de Maíz.
Agregó:
En 1950 hice un viaje a Guatemala y estuve visitando los campos bananeros. Me di cuenta de la situación y de esta visión, de este golpe que yo sufrí de la realidad surgió la trilogía bananera.
Y en esa entrevista resalta que si volviera como embajador a presenciar una situación así de injusticia tan palmaria que me golpeara, volvería a escribir en la misma forma.
Orgullo guatemalteco y referente cultural, Asturias nos dejó un legado literario inmortal. 🇬🇹✨ #AsturiasVive pic.twitter.com/sxqCwBJutp
— Gobierno Guatemala (@GuatemalaGob) June 9, 2024
Esas palabras resuenan en los oídos del mundo a 50 años de su partida definitiva. Y para comprenderlas, asimilarlas y amarlas, uno tiene que leer, además de la trilogía, sus cuentos y novelas.
Y entre su obra inmortal resalta El Señor Presidente, como una manifestación metafórica de la tiranía, arropada por la injusticia, el servilismo, la cobardía y el miedo.
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