Ciudad de Guatemala, 22 nov (AGN).- En el cierre del ciclo escolar, la docente Claudia Dinora Monroy Joaquín, maestra de cuarto primaria de la escuela de la aldea Buena Vista, de San Pedro Sacatepéquez, departamento de Guatemala, compartió su experiencia de este año, resaltando los avances académicos de sus estudiantes, los desafíos enfrentados y el impacto positivo de los programas educativos implementados durante el año.
Monroy describió el 2025 como un ciclo muy lindo, en el que trabajó con un grupo motivado y participativo. Señaló que, aunque lectura y escritura representaron un reto, sí se observó progreso. Además, los estudiantes alcanzaron los aprendizajes esperados en matemáticas, comunicación y lenguaje, así como en ciencias naturales y ciencias sociales.
Uno de los ejes que fortaleció el proceso de enseñanza fue el programa Mi Escuela Feliz, que permitió reforzar conocimientos mediante actividades lúdicas y reflexivas en el fin de año.
Durante una de las últimas jornadas, la clase abordó el tema Cuidemos la naturaleza con amor, relacionándolo con contenidos trabajados previamente sobre agricultura sostenible. Los estudiantes compartieron experiencias sobre el cultivo de semillas, retomando aprendizajes sobre el cuidado ambiental.
La maestra también resaltó el impacto de los programas de alimentación escolar y útiles escolares, los cuales afirmó que han sido fundamentales para el bienestar y el desempeño académico de los estudiantes.
La escuela de la aldea Buena Vista, de San Pedro Sacatepéquez, cuenta con ocho maestros, que finalizaron el ciclo escolar 2025 junto a sus alumnos, desarrollando diferentes estrategias de aprendizaje apoyadas por los programas del Ministerio de Educación (Mineduc). 📚🎒📖
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— AGN (@AGN_noticias) November 20, 2025
Educación inclusiva
Uno de los mayores desafíos y, a la vez, aprendizajes del ciclo fue la inclusión de una estudiante sorda en el aula. Monroy relató que, desde el inicio, asumió el compromiso de brindarle el apoyo necesario y fomentar en el grupo una cultura de respeto e integración.
Agregó que los compañeros incluso comenzaron a aprender palabras en lengua de señas, lo que fortaleció la convivencia y el acompañamiento entre estudiantes.
Ha sido un reto, pero también una experiencia muy bonita. Ella es muy inteligente y hemos buscado formas de comunicarnos y apoyarla.
El fortalecimiento de idiomas también formó parte de la enseñanza. En inglés y kaqchikel, los alumnos practicaron pronunciar palabras y frases sencillas, utilizando materiales de apoyo proporcionados por la escuela, como libros y códigos QR para escuchar pronunciaciones. Aunque reconoce la necesidad de fortalecer estos procesos, la docente afirmó que se ha dado un paso importante en el aprendizaje básico de ambos idiomas.
Al cierre del ciclo, Monroy reflexionó sobre su crecimiento profesional, especialmente por el trabajo realizado con su alumna con adecuación curricular. Aseguró que este aprendizaje la motiva a continuar implementando estrategias inclusivas y a mantener el compromiso de ofrecer una educación de calidad.
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