Ciudad de Guatemala, 15 sep (AGN).- Del genio de Asturias, Diéguez Olaverri y otros talentos nacionales más tomamos estos sentidos versos para nuestra querida Guatemala.
En el Año de Miguel Ángel Asturias (2024-25) recordamos a varios talentos anteriores, contemporáneos o posteriores a él que dejaron en verso su inspiración por esta amada patria.
En este 203 aniversario de la independencia de las provincias de América Central recordamos también 125 años del nacimiento y 50 años de la partida definitiva de Asturias, premio Nobel de Literatura 1967.
El Gran Lengua
En su canto a Guatemala, Asturias retrata al país en medio del sufrimiento, los estragos y la belleza. Se lamenta por su tristeza y los daños al ambiente, su gente y sus tierras.
A Guatemala
Patria de las perfectas luces, tuya
la ingenua, agraria y melodiosa fiesta,
campos que cubren hoy brazos de cruces!
¡Patria de los perfectos lagos, altos
espejos que tu mano acerca al cielo
para que vea Dios tantos estragos!
Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel, 19 de octubre #Guatemala pic.twitter.com/fZzTWBmJNZ
— Miguel Angel Asturias, elgranlengua.blogspot.com (@MAA_Nobel67) October 19, 2020
Adiós entre lágrimas
¿Y qué decir de los versos inmortales de Juan Diéguez Olaverri, el poeta desterrado del siglo XIX que llora por su patria? Cuando está a punto de dejarla voltea a ver y se topa con la majestuosidad de los montes Cuchumatanes. En ese momento llora de tristeza y les dedica estas letras inmortales.
El poema A los Cuchumatanes fue escrito por Diéguez Olaverri, abogado y juez de primera instancia de Sacatepéquez y de Guatemala en 1844.
El poema lo escribió cuando fue desterrado hacia México por Rafael Carrera, quien lo acusó de querer asesinarlo junto a un grupo de valientes que también salieron al exilio.
A los Cuchumatanes
¡Oh cielo de mi Patria!
¡Oh caros horizontes!
¡Oh azules, altos montes;
oídme desde allí!
La alma mía os saluda,
cumbres de la alta Sierra,
murallas de esa tierra
donde la luz yo vi!
Del sol desfalleciente
a la última vislumbre,
vuestra elevada cumbre
postrer asilo da:
cual débil esperanza
allí se desvanece:
ya más y más fallece,
y ya por fin se va.
El jesuita iluminado
Y sobresalen también los versos de Rafael Landívar y Caballero, el jesuita iluminado, quien desde el destierro le canta a las maravillas de esta tierra. Landívar exalta la naturaleza de Guatemala, su flora y su fauna, sus fuentes y todo aquellos digno de ser admirado.
La Rusticatio Mexicana de Landívar (1782), poesía un tanto olvidada y desconocida, constituye la más universal de las poesías guatemaltecas, escritas en el siglo XVIII. La cosmovisión presenta a Landívar, al mejor estilo de la tradición grecolatina.
Rusticatio Mexicana
A la ciudad de Guatemala
(traducción de José Mata Gavidia, 1942)
¡Salve, caro Suelo Natal, bienamada Ciudad de Guatemala, Salve!
Tú el júbilo, y origen y fuente de mi vida.
¡Cuánto recrea, Ciudad Augusta, evocar tus blasones;
tu temperado clima, tus fuentes, alamedas, tus templos y los lares!
Ya creo percibir tus frondosas montañas,
y el verdor de tus campiñas, de Primavera perenne regalo.
Ya se insinúan a mi fantasía sin cesar tus ríos por doquier borbotando
y sus vegas recubiertas por umbroso follaje.
Los muertos que sueñan que no están muertos son los que deambulan fuera de sus tumbas.
— Miguel Angel Asturias, elgranlengua.blogspot.com (@MAA_Nobel67) November 2, 2019
Del genio de Pepe Batres
¿Y qué decir de las letras del ingenioso José Batres Montúfar, con vida breve en el siglo XIX? Entre sus poemas destaca uno dedicado al coloso de Agua, a ese imponente Hunapú que contempla a Santiago de los Caballeros.
Al volcán de Agua
Sobre la gran muralla americana
altivo torreón, vecino al cielo,
su cúspide levanta soberana,
a do jamas osó llevar su vuelo
la reina de las aves atrevida
que en la cuna de Júpiter anida.
Gigante es Almolonga entre los montes,
fuerte, soberbio, grande entre los grandes
¡Cuál domina millares de horizontes!
¡Cómo huella la cumbre de los Andes!
¡Cómo mira a su falda avasalladas,
de cien montes las cimas encumbradas!
Y se quedan en el tintero cientos de versos de otros escritores nacionales que enamoraron a Guatemala, que la amaron hasta las consecuencias.
En este artículo solamente se tomaron algunos fragmentos, en el Año Internacional de Miguel Ángel Asturias.
Y pareciera que estas letras cobran actualidad, se vuelven frescas al recordar el sentimiento puesto en ellas para decirle a Guatemala que a través de los siglos sigue siendo bienamada.
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