Ciudad de Guatemala, 11 ago (AGN).- No cabe duda de que el genio de Miguel Ángel Asturias abarca también la poesía. Y la poesía se vuelve canción y reclamo en sus letras, como en Marimba tocada por indios.
En este Año de Miguel Ángel Asturias (1924-25) recordamos al ganador del Premio Nobel de Literatura 1967, a 125 años de su nacimiento y 50 de su partida definitiva.
Asturias dedicó sentidas letras a Jesús de Candelaria, la Virgen del Rosario, a la madre y también a la marimba. Esta pieza literaria, de la cual tocamos solo unos fragmentos, ensalza al instrumento y a quienes lo tocan.
Con maestría, compara al teclado moreno con una hembra prolífica, como prolífica es la raza en la cual nació el instrumento.
Con palabras que tocan el erotismo, la imagina como una mujer cuyo esposo es el Sol. Y no es causalidad que lo ponga como su consorte, porque todas las culturas precolombinas vieron en el astro una forma de fecundidad y de vida.
Marimba tocada por indios
La marimba pone huevos en los astros…
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!
La marimba pone huevos en los astros…
El sol la desangra, la monta, es su gallo.
La marimba pone huevos en los astros.
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!
Y en estos versos hace gala de su ingenio porque enorgullece la raza y el instrumento… y si es tanta la bulla que él le hace, entonces que venga otro y lo haga mejor que él:
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!
Y continúa:
¡Serpiente que muda de piel en los ecos!
¡Grito de madera que se bate en jícaras como el chocolate!
¡Sonido de hojas que van sobre hormigas de palo de hormigo!
¡Pereza de razas!
¡Pereza de lluvia!
¡Pereza de teclas que mascan copal!
Se masca la pena del hule.
Se tasca la pena del freno.
Los flecos se suenan mocosos de luna.
Se escupe la pena del guaro, tiñoso de riñas,
y huye el mujerío, pies, tetas y críos.
Con ese deleite casi gastronómico, Asturias recuerda el cacao como simiente del chocolate, la bebida de los dioses, la bebida ancestral.
Y esa serpiente, dios-serpiente precolombina, pareciera que cambia de piel en cada teclazo dado con el mazo.
¿Y qué decir del palo de hormigo? Es una especie vegetal con la que se elaboran y crean decenas de marimbas. Y estas pueden ser simples o dobles, con cajones resonadores que suenan a hormigo.Y como un árbol tropical es refugio de miles de hormigas.
También, Asturias hace referencia a la marimba de las zarabandas, de las fiestas con aguardiente… como fiel compañera de la tristeza y la alegría que muchas veces termina en riña:
Se escupe la pena del guaro, tiñoso de riñas,
y huye el mujerío, pies, tetas y críos.
Olores, colores y formas
El genio del Gran Moyas no se detiene a describir al instrumento nacional como pieza sonora, sino que lo remite a olores propios precolombinos rituales, como el copal, el hule para forrar las cabezas de los macitos que golpean el teclado para sacarle música.
¡Sonido de lluvia del telar del cielo!
¡Sonido de lluvia del panal del mundo!
¡Sonido de lluvia del sudor del hombre!
¡Sonido de lluvia de pelo de tigre!
¡Sonido de lluvia de pelo de pluma!
¡Sonido de lluvia de pelo de elote!
¡Sonido de lluvia de pelo de pino!
¡Sonido de lluvia de pelo de danta!
Y reitera en el sonido propio de aguacero comparado con elementos vinculados a la tierra, la agricultura, las razas propias de Guatemala y su rico ecosistema. Destacan el elote, como leche de maíz, agujas de pino para fiesta y sudor del hombre que curte la tierra.
¡Manantial de trinos de guardabarranca!
¡Cenzontle borracho de aguardiente blanco!
¡Marimba tocada por indios!
E irónicamente, para quien ose contradecir el hermoso elogio al sonido de la marimba, siempre remarca:
¡Para un huevo que ponés
tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!
Acá solamente se tomaron fragmentos de su poema Marimba tocada por indios.
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