Ciudad de Guatemala, 11 may. (AGN).- A 223 kilómetros de la ciudad de Guatemala se encuentra el municipio de Esquipulas, Chiquimula, fundado entre 1560 y 1570 por los españoles y poblado en sus inicios por los toltecas.
Esquipulas comparte frontera con la República de Honduras y El Salvador, y basa su desarrollo en el turismo proveniente de la devoción católica por el milagroso Cristo Negro. La imagen del Señor de Esquipulas se encuentra en la Basílica del Santo Cristo Crucificado de Esquipulas, un templo de estilo barroco ecléctico.
La basílica
Sobre una plataforma de 100 metros de largo por 50 de ancho y orientada de norte a sur se levanta la impresionante basílica de 60 metros de largo por 30 de ancho y 18 de altura.
En su parte central se colocó un reloj que, según algunos, fue dañado por una descarga atmosférica y otros lo atribuyen a los terremotos de Santa Marta. En los cuatro extremos se levantan las torres de 50 metros de alto, donde se encuentran los campanarios en el tercer nivel de la torre frontal derecha.
Se considera a este templo del estilo barroco como el principal recinto católico de Centroamérica y uno de los más visitados en el mundo.
Anualmente, unos 5 millones y medio de peregrinos visitan el santuario, de los cuales cerca de un millón 500 mil lo hacen en los días cercanos al 15 de enero, día en que se festeja al Señor de Esquipulas.
Mientras otros lo hacen el día 9 de marzo, día que se festeja la llegada de la imagen a la ciudad de Esquipulas, hecho sucedido en 1595.
La Basílica de Esquipulas fue visitada por su santidad Juan Pablo II el 6 de febrero de 1996, en ocasión de su segundo viaje apostólico a Guatemala.
En dicha ocasión, la motivación era la celebración de los 400 años de veneración de la Consagrada Imagen del Santo Cristo de Esquipulas.
Las costumbres
Durante la celebración del Cristo Negro, los guatemaltecos llenan de color la Basílica de Esquipulas al portar el famoso sombrerito de Esquipulas, un adorno tradicional de la época que suele venderse en las esquinas y en los atrios de las iglesias.
Según algunos pobladores, se dice que esta costumbre apareció durante la Época Colonial, cuando las primeras comunidades evangelizadoras llegaron a Guatemala.
En principio, fue tradición que los devotos del Señor de Esquipulas atravesaran bosque adentro hasta llegar a Chiquimula. Curiosamente, el sacerdote o guía espiritual tomaba los sombreros de los fieles y los adornaba con frutas locales, bolitas de algodón, ramas y flores, amarrados al ala del sombrero. Luego, el dueño volvía a colocárselo.
De hecho, se dice que quienes habían recibido el adorno en el sombrero significaba que habían cumplido con la carga de la piedra para redimir los pecados. Así, podían ganarse el derecho a entrar a la capilla y venerar la imagen de Cristo.
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